La odisea en el espacio que está viviendo la librería infantil Libritos, la primera de su clase en establecerse en Málaga, sólo se asemeja a la que vivió Stanley Kubrik en su aventura galáctica.
Desde hace una década se lleva hablando de la unión de la calle Granada con la calle Alcazabilla, creando en ese espacio una plaza, además de viviendas para los vecinos de la extinta Judería y para la librería, que en abril de 2004 se desplazó a un local de la calle de la Abadía del Císter, donde, casi ocho años después, todavía sigue.
La librería Libritos llevaba en la calle Granada desde su fundación en 1984 y el traslado a la calle de la abadía, en principio, iba a ser sólo por dos años, lo que nos da una idea del problema estructural de la burocracia malagueña.
El caso es que, de forma simbólica, en los últimos días han confluido en el tiempo dos sucesos de los que los astrólogos seguro que algo tendrían que decir.
En primer lugar, Juanjo, uno de los propietarios de la librería, ayer por la mañana casi se da de bruces justo delante de donde se encontraba su establecimiento, en la calle Granada.
La explicación es que, desde hace un tiempo, falta de su domicilio una loseta de un tamaño bastante respetable, tanto que algún alma caritativa se apiadó de las posibles víctimas y rellenó ese espacio de arena.
Pero el tiempo pasa y más pasan los peatones, así que la arena se ha ido esfumando y sólo quedan las huellas de aquellos que, empleando un lenguaje coloquial, se pegan un saleazo. Suponemos que la inminencia de las obras de renovación del suelo en este tramo de la calle Granada mantiene a cielo abierto esta exloseta con albero.
Coincide este simbólico trastazo con el anuncio por parte de la Oficina de Rehabilitación del Centro de que las obras para los vecinos y la librería comenzarán el 4 de enero, según informa a esta sección el propietario de Libritos. ¿A la octava irá la vencida? Ojalá porque no es la primera vez que se da una fecha y no se cumple. En la sección semanal Línea Directa, por ejemplo, Urbanismo ya anunció hace casi tres años que el proyecto estaba «listo» (listo de papeles, suponemos).
En todo caso, de llevarse de una vez a cabo, las obras se prolongarían durante año y medio, por lo que la estancia de un par de años de estos emprendedores libreros (Juan José Barrionuevo y su mujer Inmaculada Fuentes), se habría prolongado casi hasta una década, con un alquiler de por medio de 1.500 euros y una ayuda municipal de 450 que en estos tiempos de crisis sigue dejando en aprietos a cualquiera, sin olvidar el hecho de que un alquiler temporal se pague durante diez años.
Si España no marcha bien, aquí hay una explicación. La falta de eficacia administrativa incluso a este alopécico firmante le pone los pelos de punta.
Agradecimiento
Mil gracias a todos los que, el pasado viernes, acudieron a la presentación del libro de un servidor La Mirada de Málaga en el Ayuntamiento y a quienes, no pudiendo, también estuvieron muy presentes.