Hacía tiempo que en Málaga no se montaba o habrá que decir, «escenificaba», un Belén tan sumamente impactante como el que estos días puede visitarse en la Catedral.
Nada más entrar, descubrimos que para su realización han colaborado nada menos que nueve cofradías (Pollinica, Salutación, Prendimiento, Rescate, Sentencia, Penas de Salesianos, Fusionadas, Monte Calvario y Humildad y Paciencia) y el misterio se desvela nada más comprobar que las tallas de Semana Santa forman parte de tres escenas navideñas: la Anunciación, la aparición del ángel a los pastores y la visita de los Reyes Magos.
Para visitar este Belén, como diría Salinas (Pedro, no Julio) habría no sólo que mirar sino además mirar a los que miran, contemplar las caras de asombro de los visitantes cuando se ponen enfrente de la Anunciación a la Virgen, en un escenario que recuerda a un cuadro de Vermeer, bañado de luz y con mobiliario que bien podría haber amueblado las casas del siglo XVII. Todo esto consigue que el ángel y María estén envueltos en una intensidad mística muy emocionante. Como curiosidad, el banco que hay a la derecha es uno de los que se utilizan para acotar el coro de la Catedral. Y no falta una jarra de azucenas, símbolo de la pureza de María.
La siguiente escena, la de la Anunciación a los pastores, es un prodigio del belenismo. Sucede en una noche iluminada por la luna llena, escuchamos las ovejas y los grillos al tiempo que aspiramos los aromas del monte mediterráneo. Se hace muy difícil mantenerse quieto y no «unirse» a este cuadro navideño tan minuciosamente ejecutado y cargado de vida.
El cuadro de la visita de los tres Reyes Magos está hecho con la misma exigencia artística. Los magos de Oriente visten con una majestuosidad y lujo asiático que contrasta con la sencillez de la Sagrada Familia, con el Niño Jesús que está en brazos de la Virgen mientras el el pesebre permanece vacío.
Y hablamos de los que miran. Para qué engañarles, hay de todo en la viña aunque la mayoría salga impresionado. Pero también está el visitante que señala, como si el resto no se hubiera percatado, que faltan la mula y el buey o ese espléndido comentario, cargado de lógica y al mismo tiempo de majaronez congénita, cuando el educado vigilante del Belén, cumpliendo muy bien su cometido, pide a los visitantes que no saquen fotos con flash para no dañar la policromía de las imágenes. Esto es lo que comentó un aludido: «¿Qué pasa, que a los Reyes Magos les van a salir los ojos rojos?».
Aunque la palma se la lleva un espabilado de cemento armado quien, tras la visita al Belén, intentó entrar de gorra en la Catedral por una puerta cerrada y bloqueada con un banco. Sorprendido en el momento en el que saltaba el banco, fue reprendido, a la vez que se le recordaba que no podía saltarlo. Esta fue su respuesta: «Se puede, pero no se debe». Cierto.
El horario de visitas a este Belén Monumental: laborables de 10.30 a 14 horas y de 17 a 19 horas. Vísperas de festivos, de 10.30 a 14 y de 17 a 19 horas. Festivos de 15 a 19 horas.
De hecho, la mula y el buey si estan, solo que detras de la ventana…..
Tiene toda la razón. Muchas gracias.