Dejación de funciones en la calle Santa Cristina

4 Oct

Santa Cristina era una mártir italiana, patrona de Palermo, un nombre que en Málaga comenzó a formar parte de la historia de la ciudad gracias a Cristina Lombardo, esposa del orfebre José Rafael Caffarena Ambroggio.

De esta familia de origen italiano descienden los Caffarena, que se ha convertido en uno de los apellidos más típicos de Málaga. No es descabellado suponer que en honor de su madre, el decano del Colegio de Abogados Ángel Caffarena Lombardo, bautizó su casa de recreo como la Hacienda Santa Cristina y otro descendiente, Miguel Caffarena Such, puso el nombre de la santa italiana a su famosa marca de cafés.

En lo que atañe al gobierno municipal, en la calle dedicada a la santa se aprecia una alarmante dejación de funciones. No es que estemos ante una fase de baja productividad sino que, directamente, el Ayuntamiento da la impresión de que ha tirado la toalla, pero sobre todo, lo que ha tirado es la escoba.

Y no cuadra esta dejación de responsabilidades con el discurso de que nuestro Consistorio lo único que limpia de veras es el Centro. Tampoco nos estamos refiriendo a la más alejada periferia (valga la redundancia), cuando hablamos de la calle Santa Cristina, que es un lateral del antiguo hotel Miramar y que va desde el paseo de Reding hasta el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso.

Lo cierto es que los usuarios de la calle concluyen que, hablando en plata, tiene más mierda que la funda de un jamón (ustedes perdonen la crudeza), una circunstancia que nunca antes se les había presentado.

Habrá que concluir que la obligación de limpiar ha ido perdiendo enteros a medida que el anterior Palacio de Justicia iba siendo abandonado. Y como prueba palpable, esa inmensa charca grasienta que se ha formado bajo un par de gigantescos ficus del antiguo hotel. La acera más próxima al Miramar está totalmente impregnada de ese producto que suelta el fruto del ficus y que es una especie de magma espeso que no se lo salta un galgo.

Haga la prueba de pasar por allí y se sentirá como en una película de aventuras (en concreto, cuando el protagonista pasa por un tramo de arenas movedizas).

No estamos ante el producto de unos días de despiste municipal sino ante muchas semanas y meses en los que se han ido acumulando ingentes capas de porquería, hasta el punto de que ya podemos hablar de una sucesión de verdaderos estratos vegetales que si siguen sin ser extraídos podrían dar lugar a un curioso fenómeno de la Naturaleza. A una suerte de cerro de excrecencias del ficus formado por la caída de millones de falsos frutos.

La calle Santa Cristina vive un momento crucial. No sabemos si el Ayuntamiento volverá a su ritmo normal de trabajo y eliminará este magma de 15 metros de eslora o si cobrará entrada y permitirá que curiosos y turistas admiren el fenómeno.

Mientras se decide el destino del enclave, los usuarios de la calle cruzan de acera. No es cuestión de quedar atrapado, camino del trabajo o de un paseo matinal, en esta desgana.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.