La calle Alta persiste en situarse en las cotas más bajas de calidad de vida de Málaga. Para empezar cuenta con un piso que sólo se puede encontrar en algunos pueblos pequeños de la Serranía de Ronda.
La única ventaja es que con un suelo tan irregular y recauchutado, las piernas se fortalecen, los vecinos hacen ejercicio y eso te compensa de las caídas que puedas tener a lo largo del año.
Lo que ya no compensa ni pasando un mes en un sanatorio suizo es la vecindad de un solar que, para qué nos vamos a andar con rodeos, es sencillamente asqueroso.
Se encuentra a mitad de la calle, muy cerca del llamado Pasaje de la Brisa, aunque con un solar de este tipo, ya me dirán qué clase de brisa reciben los que pasean por aquí. De hecho, lo aconsejable es pasar a la carrera, sobre todo cuando el sol calienta y alcanzan la ebullición los subproductos que conserva este solar.
Y es que en él encontramos mucho más que en el centro comercial más completo. Dónde se ha visto una colección de revistas descoloridas tan amplia, esos muebles de cocina desmontados en más piezas que en el Ikea, esos menús completos de comida rápida, botellas y latas variadas y hasta palmas, no sabemos de qué Domingo de Ramos.
En el centro, una profunda depresión solariega es aprovechada para verter escombros y también se aprecian huellas de fogatas. Mientras,en la parte más baja, puede verse un colchón que habría hecho las delicias de Lorenzo Lamas, el rey de las camas. Lo irónico del caso es que el colchón y la basura que lo rodea, dentro del solar, están a dos centímetros de unos contenedores, pero los mamíferos que tiran la basura optan por el método suevo (o vándalo, lo mismo da).
Lo increíble es que este solar, vallado de forma tenue, de forma que los alambres han dado paso a un auténtico queso gruyere por cuyos agujeros la gente entra y deposita la basura, es propiedad del Ayuntamiento, que tiene una parte, y la otra pertenece a la Junta.
Según fuentes municipales, ahí proyecta la administración autonómica levantar casi una treintena de viviendas, de ahí que el Ayuntamiento pidiera a la Junta a final de junio que limpiara el solar y reparara los agujeros del vallado.
Si a la vertiente animal de algunos usuarios de la vía pública sumamos la alarmante lentitud de las administraciones tendremos como resultado este solar junto al Pasaje de la Brisa. Pues que no sople mucho, visto loque hay dentro de la parcelita.
La estipulación
Siguen entrando alcaldes, concejales y exalcaldes malagueños en los coches de policía. Casi todos sonrientes, como si no hubieran roto un plato o cambiado el usode una finca. El exagerado monto de competencias urbanísticas de los Ayuntamientos es estipular que la zorra cuide del gallinero.
Con este modelo tan irresponsable, tendremos desfile de sonrisas (torcidas) hasta el fin de los tiempos.