Una calle marcada por el paso del cometa Halley

12 Ago

El vocabulario malagueño, además de rico, es muy flexible y tiene palabras con numerosos significados. Una de estas palabras es el adjetivo retetinado, que suele pronunciarse sin la d intervocálica (retetinao) y si es de género femenino, suprimiendo la a final.

Así, en la contundente expresión «aquí huele a mierda retetiná», nos viene a la mente (y a la nariz) un escenario degradado, erosionado por la acción del tiempo y los rayos del sol.

Para ser más preciso, el adjetivo «retetiná» haría referencia en este contexto a una caca que entra en la categoría de mojón recalentado y compacto, casi un fósil de dureza inusitada, que como la ciudad rival de Málaga tendría un olor especial (aunque, que nadie se ofenda, nada similar).

Ustedes perdonarán este exceso de jerga excrementicia pero es el efluvio que se respira en la calle Amarguillo, en la zona de La Unión, y que hace honor a su nombre porque así se nos queda el regusto, amargo, tras pasear por esta vía que bien puede aspirar a ser, entre las calles más sucias de Europa, un referente pionero (las dos palabras que no faltan en toda nota oficial del Ayuntamiento).

Ciertamente, las capas de roña incrustadas en las aceras de la calle Amarguillo necesitarían para su extracción algún tipo de instrumental minero y quién sabe si tras ellas no encontramos un real de la época isabelina, lo que nos ayudaría a datar la roña.

Junto a estas acumulaciones geológicas de porquería, también llaman la atención un enjambre de charcos marrones que ha ido sedimentándose en la acera y que nos evoca un proceso cíclico de mascotas orinando durante miles de años.

Tanta porquería tiene esta calle, que los gorriones nada más posarse emprenden el vuelo, vayan a pillar una infección.

Con coches aparcados a ambos lados de la acera, la calzada no se queda atrás en suciedad y presenta gruesas películas negras de aceite, así como basuras varias bajo los automóviles.

El único respiro que tiene un peatón que cometa el error de andar por la calle Amarguillo es el jardincito de estilo japonés que da a la calle Enrique Herrera Moll, con el monumento a San Vicente Ferrer, que da nombre a la urbanización de la zona. Una vía de escape para acabar con la depresión –la que deben tener los vecinos de esta calle bastante amarga, en la que los servicios de limpieza sólo limpian a fondo coincidiendo con cada llegada del cometa Halley–. O eso parece.

Humor negro

Un joven malagueño propone en Facebook una solución novedosa, pero radical, para mantener el Centro Histórico impoluto durante la inminente Feria de Agosto: celebrar la Feria del Centro en el cauce del Guadalmedina y para que la limpieza sea efectiva, a las 6 de la tarde abrir las compuertas de la presa del Limonero.

Una solución drástica que refleja, con humor negro, el hartazgo de algunos malagueños por una intensidad etílica que ha terminado por hacerse la dueña de la Feria de Día.

Una respuesta a «Una calle marcada por el paso del cometa Halley»

  1. Cuando en el «Reader» veo que hay novedad en su blog lo leo inmediatamente porque me gusta mucho. Hoy me ha tocado de cerca pues vivo por la zona de c/. Amarguillo. Suscribo al 100% sus acertadas palabras, aquello es un asco. No hace muchas tardes, con un calor terrible, alguien dejó atado con una cuerda un perro esquelético a una reja, al sol. Solo quisiera precisarle 2 cosas: a) Yo creo que el estado repugnante de la zona se debe a la falta de civismo, particularmente de los múltiples extranjeros que viven allí: le rogaría encarecidamente que no vea ni un atisbo de xenofobia en ello, y b) Precisamente en la placita de las esculturas de San Vicente de Paul los dueños de perros (ESTOS SON ESPAÑOLES) han convertido en un muladar el entorno, lleno de excrementos más abundantes ya que las piedras volcánicas que tan decorativas quedaron junto a los cactus. Manadas de niños jugando a la pelota hacen una zona altamente peligrosa para ancianos y cualquier persona que tenga alguna minusvalía. Muchas gracias por su blog. Enhorabuena.

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