La revista de ingenería y humanidades Péndulo, del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Málaga, ha superado en contenido y periodicidad a publicaciones institucionales malagueñas que por su lentitud administrativa, los suscriptores han perdido la cuenta de cuándo sale un nuevo número.
Si algo llama la atención de esta revista, que ya va por el número 22, es la profusión de grabados, fotografías antiguas y planos de Málaga que incluye, algunos de riguroso estreno para los lectores malagueños.
Esto último puede constatarse una vez más en esta última entrega, en la que se presentan planos de la capital nunca publicados antes y que se encontraban en el Archivo General de Simancas. El académico de San Telmo y correspondiente de la Historia, Manuel Olmedo, presenta por ejemplo los dibujos de varios proyectiles del siglo XVI que tenían que fabricarse en Málaga. El grosor de estas bolas de cañón recuerdan al autor del artículo a un cañón de gran porte que se encontraba en la Alcazaba y que regalaba a los malagueños un estampido tal, que fue conocido como el abortador. También ha rescatado del olvido los planos más antiguos de las obras del Puerto, del primer tercio del siglo XVII. Destaca el autor, por cierto, que las obras comenzaron en enero de 1588, cuando se echó al mar la primera piedra desde el espolón natural que había donde hoy se levanta el Hospital Noble.
Muy interesante es también el repaso a la historia de la Alcazaba a través de su imagen, de la arqueóloga y responsable del Patrimonio Municipal Fanny de Carranza, y que demuestra que la fortaleza árabe ha perdido en el transcurso de los siglos la mitad de los terrenos que tuvo en la época de máxima expansión.
Y cerca de la Alcazaba se encuentra el remozado palacio de la Aduana, al que el historiador y académico malagueño Francisco Cabrera Pablos le sigue la pista, recordando que antes de su construcción este organismo tuvo que conformarse con inadecuadas casas de alquiler en la zona de Puerta del Mar. El reportaje incluye fotografías de la galería subterránea del palacio.
La técnica tampoco falta en este número, en el que encontramos un completo reportaje sobre el Museo del Automóvil de Tabacalera, una curiosa incursión por la historia de las grúas del Puerto, la barrilería de Eduardo Franquelo y esa –olvidada por las instituciones– colección de instrumentos náuticos de Miguel López Mateo. Un número imprescindible para compaginar el veraneo con la historia de nuestra ciudad.
Los suevos
Recordarán que el Ayuntamiento permitió sin despeinarse el derribo del barrio obrero de La Pelusa, en el Paseo de los Tilos, acabando con 130 años de vida de la Málaga más modesta. Han pasado bastantes años de este reconocible homenaje a los vándalos, suevos y alanos de nuestro pasado y la parcela continúa sin ser construida, con la acera atravesando el terrizo como una urbanística broma macabra.
Esta ciudad, amigo Alfonso, podría ser una gran reserva antropológica y los historiadores y prehistoriadores, etc., sin salir de sus hoteles casi podrían estudiar especies que se creían extinguidas. ¡Hasta ancestros homínidos nos quedan, en cantidad! Por sus huellas los conoceréis…
Gracias por su Crónicas. Te las deberemos siempre.