Un parque arqueológico a la entrada de Churriana

19 May

Los arqueólogos del futuro desentrañarán el misterio de los restos del Palacio de Ferias, el palacio de deportes Martín Carpena o el Museo Picasso para explicarse cómo era esa Málaga de comienzos del siglo XXI, proclamada a los cuatro vientos como referente y pionera de todo lo que se mueve bajo el sol, según repiten de forma pelín exagerada los respectivos departamentos oficiales de propaganda.

Claro que conociendo la pulsión destructiva de los políticos malagueños, es muy extraño que las generaciones futuras de arqueólogos puedan encontrar restos de nada: la tendencia arborícola del concejal o el delegado de turno suele empujarle al derribo de lo viejo, como muy pronto veremos en el desaguisado del Hoyo de Esparteros.

Pero incluso en nuestros días podemos hacer expediciones a un pasado intacto, como puede ser una zona verde de hace 20 ó 30 años que, da la impresión, no ha recibido la atención que merece desde entonces.

Podemos imaginar, viendo el suelo desgarrado y surcado por las raíces de este parque ilusorio, a los simcas, los seat y los 600 surcando las dos vías que lo escoltan a los lados: la carretera de Álora y la calle Torremolinos.

Estamos a la entrada de Churriana y el parque, flanqueado por una enorme tinaja, da paso a una zona verde bastante antigua como dan constancia las especies plantadas: falsos pimenteros, yucas y pinos de respetable tamaño, así como bastantes cipreses que hacen de pantalla frente al paso constante de los coches.

Completan el panorama unas papeleras que parecen de los primeros modelos de la democracia y bancos de mármol, igual que los que se aprecian, descuajaringados, en el Llano de Doña Trinidad y que como mínimo datan de los años 80.

Quizás el estado semiarqueológico de estos restos verdes anclados en el tiempo tenga mucho que ver con su emplazamiento, pues a pesar de estar escoltados por cipreses, invitan poco al paseo o la contemplación, por la sensación de estar junto a la carrera de las 24 horas de Le Mans. Si acaso, será un refugio adecuado en agosto, por la cantidad de sombra que regala.

En todo caso, el Ayuntamiento tiene un dilema: o bien lo convierte en un parque en condiciones o bien lo transforma en parque arqueológico, por lo que habría que añadir carteles informativos y proporcionar visitas guiadas y ya puestos, un centro de interpretación. Salidas tiene el parterrecito.

Sombras

A primera hora de la mañana, con el cielo despuntando sus amaneceres, la silueta de la estatua del segundo Marqués de Larios se sigue reflejando en el siniestro edificio de La Equitativa, que cada día que pasa sin ser rehabilitado parece aproximarse más al estado de ruina al que llegó el extinto palacio de los Larios, emplazado en el mismo lugar.

Deconstrucciones

Una iniciativa de facebook pide al cocinero Dani García (y este ha aceptado) que deconstruya el campero malagueño. Sabrosa propuesta llena de posibilidades. Sin ir más lejos el veterano restaurante Los Vikingos, cerrado hace un año, reinterpretaba una hamburguesa que daba gloria verla –y comerla–.

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