El Festival de Cine Español trae varias cosas a la ciudad, entre otras prestigio y buena prensa para Málaga; una patulea de jóvenes descargadores de películas gratuitas y que jalean a sus ídolos televisivos a la puerta de los hoteles y también películas y exposiciones muy interesantes.
A la tercera categoría pertenece la muestra de fotografías Sobre-Actuando, que puede verse en el Ateneo de Málaga hasta el 2 de abril.
El joven fotógrafo malagueño Pablo Blanes ha reunido a profesionales del mundo del espectáculo vinculados a Málaga para inmortalizarlos en poses oníricas y sugerentes con las que, además de dejar volar la imaginación consigue retratar la psicología del personaje.
Mucho trabajo tiene detrás esta exposición en la que no ha escatimado ni esfuerzo ni fantasía. Ahí tenemos a una estupenda troupe de guionistas, críticos, actores, bailarines, músicos, maquilladores, directores y productores transformados en un instante eterno, en algo que les retrata y a la vez les trasciende. Ahí tenemos a Lucio Romero convertido nada menos que en el protagonista de La Naranja Mecánica, naranja incluida; a Virtudes y Estrella Leiva peinando bigotes o a Juanma Lara tocado con un cono de tráfico que le queda tan elegante como un sombrero de copa a Fred Astaire.
El mundo de la ilusión está aquí reflejado con trampa y plástico, en lugar de cartón, como el que envuelve el cuerpo de Héctor Ferrada, que parece un autoridad del Imperio Bizantino adaptada a los nuevos tiempos.
Aires de Magritte tiene la foto de Josemi, de Pata Teatro, con ese sombrero hongo con ojos incorporados que otean con desconfianza. Y entrañable y fantástica es la foto de Jesús Franco besando el Goya, tanto como ese disparo cinematográfico de Juan Maldonado que deja un rastro de celuloide, quizás el mismo que en otra fotografía sostiene el director malagueño Enrique García.
Muy logrado está también el retrato de Carlos Álvarez, universo duplicado de maniquíes y chaqués y el espectacular look hermafrodita de Alberto González, sin olvidar los aires buñuelescos de Fernando García Rimada, obispo manejando a Pinocho. Una magnífica muestra de un artista retratando a otros artistas que puede disfrutarse en el Ateneo hasta el sábado.
Sensibilidad botánica
Esta sección quisiera reivindicar la modesta planta del bledo, insignificante pero capaz de dar al mundo unas florecillas rojas que al menos aportan su gramo de belleza a este mundo tan entontecido por la tecnología y el tamaño.
Nuestro alcalde, con modales propios de la anterior alcaldesa, contestó a un redactor que el asunto por el que le preguntaban le importaba «un bledo». Larga vida al bledo, minusvalorado por nuestro primer edil a pesar de sus conocimientos de ingeniería agrónoma que deberían haberle deparado mayor sensibilidad botánica.
Confiemos en que esta cinematográfica salida de tono (la frase del bledo la popularizó Rhett Butler en Lo que el viento se llevó) sea sólo un traspiés y no nos descubra una faceta que sólo suponíamos a la ex ministra de Sanidad y otros perfiles políticos altamente combustibles. Suerte.