Un cambio de rumbo o adiós a las malas artes

24 Mar

El palacio de la calle Compañía antes de la rehabilitación.

Málaga ha sido una ciudad tradicionalmente maltratada por su propia condición de rincón costero con un pasado poco evocador. La escasez de una historia gloriosa y sus correspondientes monumentos –“algo que no pasa en las capitales de provincia vecinas tierra adentro– así como la tentación del desarrollo turístico y el dinero rápido han creado un combinado terrorífico para desplegar en ella un abanico de actuaciones que sin exagerar podemos calificar de vandálicas.

Como suele ocurrir en estos casos, el fenómeno se ha visto reforzado durante décadas con auténticos expertos en picaresca inmobiliaria y también ha criado a generaciones de políticos muy condescendiente con las fullerías del ladrillo, que como vemos, haberlas haylas.

Estos tics de la época del desarrollismo perviven en nuestros días en operaciones que implican nuevos derribos en el Centro Histórico, lamentables chanchullos revestidos de alta arquitectura (y bien alta) que causarían bochorno en ciudades menos permeables a las presiones urbanísticas.

Sin embargo, aunque es complicado dejar atrás los tiempos del dinero fácil, hay que admitir que, felizmente, cada vez son menos estos ramalazos de incultura política, aunque sigan siendo sonados.

Si echamos una ojeada a las tres grandes noticias de la última década en Málaga nos encontramos con el AVE, el Museo Picasso y ahora con el Museo Thyssen. Infraestructuras de transporte y cultura para una ciudad que quiere ser algo más que una acumulación caótica de edificios en la que la zonas verdes no sean la norma.

Por eso, la apertura hoy del Museo Carmen Thyssen es una de las grandes alegrías de este comienzo del siglo XXI y hay que felicitar a nuestro alcalde Francisco de la Torre por su tesón para conseguirlo –y a la propietaria de la colección por dejarse convencer–.

Enorme simbolismo tiene además la rehabilitación de un edificio deformado durante años por una fachada con mosaicos de cuarto de baño: una estética tan hortera como bailar la música del telediario que evidenciaba el desprecio por el patrimonio en el que se ha movido esta Málaga de viejas calles y nuevos ricos. Del edificio de los almacenes Álvarez, felizmente, sólo nos queda ya el recuerdo.

Con la llegada del Thyssen y la próxima apertura del Museo de Bellas Artes y el Arqueológico (después de una dura pugna con políticos aborígenes duros de mollera) el cambio de rumbo hacia la Málaga cultural es evidente. Quizás sigamos conviviendo largo tiempo con el urbanismo autóctono versión Torrente pero también habrá cada vez más malagueños que denuncien las malas artes y se queden con las bellas. Cuando se aspira a una ciudad más civilizada pasan estas cosas… y todas son buenas.

Lecturas y chorreones

La biblioteca del Málaga Este se inaugura hoy con el malestar de la asociación de vecinos de Pedregalejo. Las prisas electorales de una obra hecha por el Ayuntamiento y costeada por el Gobierno permiten que se inaugure con el alero defectuoso y chorreones de humedad por la fachada. Los vecinos tratarán de arrancar a los inauguradores el compromiso de un arreglo que llevan pidiendo desde septiembre.

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