La asociación Málaga Monumental, que está sola frente al acuerdo de la Junta y el Ayuntamiento sobre el hotelazo de Moneo, se cuestiona el sentido de rehabilitar los dos pabellones de entrada y salida de pasajeros de la estación de tren, si no se recupera la marquesina.
Como algunos sabrán, la de la estructura de hierro ha sido una de las batallitas de esta sección, que en 2003 recibió muchas críticas por defender, presuntamente, una estructura renovada al completo en los años 70 del siglo pasado.
No sería tanta la renovación cuando la Junta de Andalucía incluyó el supuesto cacharro cien por cien setentero en el Catálogo del Patrimonio Histórico Andaluz. En su día, el director general de Bienes Culturales abogó incluso por recolocarla en el mismo sitio (el pobre hombre no sabía cómo nos las gastamos por aquí).
El resto de la historia ya la conocen: la pela es la pela y a la hora de planificar la nueva estación lo importante siempre fue la operación inmobiliaria y la llegada de un centro comercial.
Ni se planteó repetir la historia de la estación de Atocha (a menor escala) y en nuestros días, quien quiera ver la marquesina tiene dos opciones: o pide cita en los almacenes municipales del Duende, donde se encuentra enrollada como una alfombra vieja o se va al Cervantes y admira su reproducción pictórica en el techo del teatro. Hablamos de la estructura que coronó los esfuerzos de familias como los Loring, Larios y Heredia por dar un gran empuje a la economía de Málaga en los últimos años del reinado de Isabel II. Ya se sabe, cuatro hierros sin valor.
Málaga Monumental hace bien en protestar pero olvida un detalle vital: estamos en Málaga. Cualquier ciudad con dos dedos de frente habría rehabilitado la estructura. Eso es lo que hicieron tras la II Guerra Mundial decenas de ciudades europeas y lo que también ha ocurrido en otros puntos de España. Pero en una ciudad costera y andaluza que se precie, el Patrimonio es, con perdón de la expresión, la mosca cojonera que impide hacer negocios espléndidos.
Por suerte, y al contrario de lo que pasó con la estación de tren, la Junta y el Ayuntamiento han aunado esfuerzos y en lugar de entorpecerse han conseguido ir de la mano en la sonrojante operación de Hoyo de Esparteros.
Por eso, cuando estos días la candidata María Gámez promete en las redes sociales que preservará el Patrimonio de Málaga, hay que recordarle que, al igual que su contrincante Francisco de la Torre, debería predicar con el ejemplo porque de palabras hermosas están llenas las hemerotecas.
Como ven, un hilo conductor enlaza estas dos actuaciones de 2003 y 2011: la consolidación de las empresas malagueñas de demolición y desmontaje. Este es el camino para recuperar la economía de la capital (no así su arquitectura). Ánimo.
Mejora
En Pasaje Hospitalario, en San José, ya se ha vallado un descampado inhóspito que cuando se construya mejorará el entorno.
y LOS PABELLONES DE LA ESTACION,¿cUANDO LOSVEREMOS RESTAURADOS,CADA VEZ QUE VOY A bARCELONA VEO EN lERIDA LOS DOS BELISILOS PABELLONES DE LA ESTACION PERFECTAMENTE RESTAURADOS,TENGO LA IDEA DE QUE LA ESTRUCTURA DE HIERRO FUE DE LAS PRIMERAS QUE SE HICIERON EN ESPAÑA Y ASOMBRÁ EN SU DIA POR SU GRANDISIMO VUELO,Y EL HOTEL QUE HAN HECHO AL LADO CON SU PLAZA GRIS CON UNA FUENTE QUE PARECE COMO SIHUBIERAN TIRADO UNA BOMBA EN UNAS ALCANTARILLAS? lO QUE SE ESTA HACIENDO EN mALAGA CON SU PATRIMONIO Y CON SUS SIGNOS DE IDENTIDAD ES UN ASCO
Señor Alfonso, espero sin desesperar que, en un día ‘de gloria’ encarcelen -o defenestren- al primer político/especulador/pícaro/listillo/cortoluces en Málaga -encontrarlos es tarea fácil-. Ése será el punto de inflexión, el antes y el después, de la, hasta el presente, triste historia de Málaga.
Un saludo, y muchas gracias, señor Alfonso.
La marquesina de la estación no tenía valor histórico y era más propia de un pueblo medio que de una capital como Málaga. No es que la nueva estación sea la panacea, pero al menos se ve medio decente.
Una cosa es restaurar un estación bonita como la que reconvirtieron en el museo del impresionismo en París, y otra mantener construcciones feas sin valor.
«UNI», gente que piensa como tú es la que hace negocio -y si no, al menos ayuda a que otros lo hagan- a partir de la destrucción del patrimonio histórico. Sí, ya sé, eres un experto (o experta) en catalagación patrimonial y ni siquiera los máximos responsables de la UNESCO están a tu altura moral ni a tu capacidad intelectual, que esta sin dudas por encima del resto de mortales. También había gente que pensaba que la esclavitud era buena, o que las mujeres eran inferiores a los hombres, o que los trabajadores eran menos que sus patronos, pero cada vez sois menos.