Si complicado resultó para los historiadores del pasado definir qué era España, Andalucía no se queda atrás en su misterio. Resulta complicado definir Andalucía sin caer en el pozo retrógrado de los nacionalismos o en el otro extremo, en la euforia institucional de una administración que lleva 30 años sin cambiar de signo político y cuyos responsables se aproximan, a gran velocidad, a la luna de Valencia.
Andalucía, para este servidor, no es una realidad nacional como reza nuestro Estatuto, a Dios gracias, pues somos lo más opuesto a una minoría étnica, a un pueblo castigado desde hace milenios por enemigos imaginarios e incluso a una nación sin Estado a la búsqueda de algún chollo con Hacienda.
Los lodos reaccionarios y con tufillo xenófobo de la ideología nacionalista no han llegado con fuerza a Despeñaperros, lo que es muy de agradecer.
En la actualidad, puede decirse que lo que de verdad nos confiere la categoría de andaluces (siempre anecdótica, como todo lugar de nacimiento o residencia) es, por desgracia, el altísimo nivel de paro de esta tierra y el preocupante destrozo que el urbanismo desbocado ha causado en nuestra comunidad autónoma.
Por torpeza o incapacidad manifiesta, nuestros políticos no han podido o sabido ni dominar el paro ni el ladrillo mal puesto.
Andalucía es en nuestros días una potencia del desempleo y una Unidad Inmobiliaria en lo Universal. Dos fenómenos que han ido de la mano y que deberían hacernos reflexionar, aunque por supuesto, en cuanto llegue la bonanza económica es muy probable que todo el proceso de inconsciencia constructiva vuelva a repetirse. En concreto, todavía quedan parajes de la provincia de Málaga sin destrozar y no hablemos de las costas de Huelva y Cádiz.
Ayer, 28-F, sonó el himno de Andalucía ante nuestros políticos, en posición de firmes y con la mirada perdida en el horizonte, pero en la actualidad el sustrato común andaluz, si es que existe algo parecido, lo conforman las cosas mal hechas. La crisis será mundial pero algo de culpa nos corresponderá en el desbarajuste.
El invento
Resulta reconfortante comprobar que maestros como el dibujante Ibáñez están muy presentes en los diseños actuales. En este sentido, un lector se ha puesto en contacto con esta sección para comentar que el llamativo cañón láser instalado por la Universidad en la plaza del Obispo para radiografiar la Catedral, le recuerda mucho a un invento del profesor Bacterio, dicho sea con todo cariño.
El cañón, construido por investigadores del Laboratorio Láser, es sin embargo mucho más útil que las creaciones del profesor barbado, pues ayudará a restaurar la Catedral al mostrarnos como nunca la composición de los materiales empleados.
A mitad del pasado siglo, varios camiones de bomberos lanzaron chorros de agua con jabón a la Manquita y los malagueños descubrieron, para su sorpresa, que el templo tenía una portada «de color rosa». Este estupendo invento hará mucho más que eso.
Señor Alfonso, la crisis mundial no sólo no es la causa de nuestros males, sino que, ha impedido, a Dios gracias, que nuestros males crezcan. Por demás, lo que de verdad nos confiere la categoría de andaluces, antes y causa del altísimo nivel de paro de esta tierra y el preocupante destrozo del urbanismo, es la indolencia, el desdén, el conformismo, la chapuza y, en definitiva, como usted bien dice, ese sustrato (o caldo de cultivo) común andaluz de las cosas, VOLUNTARIAMENTE, mal hechas. Una pena que, quizá, algún siglo de estos, desaparezca.
Un saludo, y muchas gracias.
Señor Alfonso, la crisis mundial no sólo no es la causa de nuestros males, sino que, ha impedido, a Dios gracias, que nuestros males crezcan. Por demás, lo que de verdad nos confiere la categoría de andaluces, antes y causa del altísimo nivel de paro de esta tierra y el preocupante destrozo del urbanismo, es la indolencia, el desdén, el conformismo, la chapuza y, en definitiva, como usted bien dice, ese sustrato (o caldo de cultivo) común andaluz de las cosas, VOLUNTARIAMENTE, mal hechas. Una pena que, quizá, algún siglo de estos, desaparezca.
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Un saludo, y muchas gracias.