Ni el algodón ni Mariano Benlliure engañan

25 Feb

Sin necesidad de coger algodón, hagan la prueba, entren en la sala de exposiciones del Rectorado, giren hacia la derecha y contemplen el busto en terracota de la señorita Carmen Rávena Olivares, realizado por Mariano Benlliure cuando el artista sólo tenía 17 años.

Más que naturalismo, la señorita respira (literalmente) hiperrealismo, con esa mirada (que no moral) distraída y los encajes reproducidos de tal forma que parece que cualquier brisa lo va a echar a volar. Poco sabemos de esta señorita, que terminó casándose con un ilustre ingeniero agrónomo, pero ha quedado ya, detenida en el tiempo, en esta escultura memorable. Sólo por esta obra merece la pena visitar la exposición de Benlliure en el Rectorado.

En la segunda mitad del siglo XIX hay mucho escultor rimbombante, los próceres se multiplican con el ascenso de la burguesía y con ello los encargos. Mariano Benlliure retrata ese mundo con una calidad artística que le convierte, perdonen la expresión, en un galáctico de la escultura de su tiempo.

Ninguna época de las edades del Hombre tiene secretos para él. Lo podemos ver en ese adolescente huesudo y desgarbado, con pinta de garceta, que no es otro que el joven rey Alfonso XIII, pero también en ese rostro surcado por las arrugas, a modo de sistemas de irrigación, que es el busto de bronce de don Tirso Rodríguez. Incluso a Práxedes Mateo Sagasta, en el buen sentido de la palabra un tío feo, lo inmortaliza con varias arrobas de belleza interior.

También retrata los niños, bebés de la familia o de la burguesía, como Elvira (o quizás, por su edad, Elvirita) Nágel Álvarez, de apellidos familiares para algunos malagueños. Y qué me dicen del muchachuelo que se ha pillado los dedos con el incensario, una obra titulada Accidenti que según cuenta un experto, presenció en la vida real el propio artista valenciano durante su estancia en Roma.

Sorprende también la serenidad de la que impregna a la cantante Lucrecia Arana, esposa del artista valenciano, así como la dignidad de la marquesa de Luque, que parece una matrona romana.

Y si lo que buscan es su faceta de escultor religioso, no se pierdan la planta baja, donde les aguarda, en primer lugar, un pequeño Cristo que el maestro realizó con sólo 10 años y que constata que en su caso la expresión niño prodigio no es una exageración.

Pero sin duda lo que más gustará a los cofrades es toda la documentación relativa a las tallas del Nazareno del Paso y el Cristo de la Expiración, de cuya llegada a Málaga se cumplieron el año pasado 70 años. Una versión en escayola y otra en madera policromada puede verse del Nazareno del Paso. Gracias a la Esperanza y a la Expiración esta exposición ha sido posible en Málaga, incluso sin optar ya al 2016, lo que demuestra que, sin fastos en el horizonte, también se pueden hacer las cosas bien.

Otra vez 2016

En una Cabalgata de Reyes de Málaga, una niña observa que tras en el trono del rey negro aparece la fecha 2016 y pregunta a su madre: «¿Ese qué es, el número de telefono de Baltasar?

Una respuesta a «Ni el algodón ni Mariano Benlliure engañan»

  1. Yo he tenido la posibilidda de comtemplar este busto varias veces, sobre todo en mis diversas visitas a la universidad y es maravilloso, tambiém les animo a que vayan a verlo..está muy a mano pero muchas veces no os preocupamos de valorar lo que tenemos a nuestro alrededor

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