El pasado miércoles se celebró en un pueblo perdido de los Estados Unidos el Día de la Marmota, popularizada por una brillante película en la que el protagonista despierta una y otra vez en ese mismo día.
Al contrario que en muchas fiestas españolas, a la marmota no le cuelgan antorchas ni le atan cuertas, ni siquiera la lanzan al río. Se limitan a exhibirla y fotografiarla, un asomo de civilización en un país con demasiados tics del Salvaje Oeste.
El caso es que ese mismo día, el miércoles, y sin saber que se celebraba tan honrosa festividad, el firmante volvió a subir la cuesta del paseo de don Juan Temboury y se vio a sí mismo, hace diez años, con pelo (no abundante pero algo sí), contemplando la misma escena que una década más tarde.
Quienes hayan seguido esta sección con más asiduidad de la cuenta, ya sabrán que me refiero a la desesperada situación de la verja que escolta esta subida a los jardines de Puerta Oscura.
La verja remata el murallón construido por los presos republicanos tras la Guerra Civil. En todo caso, no hace falta recordar, valga la redundancia, la Memoria Histórica y las lamentables circunstancias de su ejecución. Tan sólo las consecuencias sanitarias ya deberían haber alamardo, hace muchos años, a los cuajados responsables municipales, que quizás están esperando alguna conjunción planetaria para restaurarla.
El óxido se ha adueñado de esta verja, y la piedra rota de la base, donde se asienta esta herrumbrosa y peligrosa estructura, nos da una idea de su estado, pero también de su fragilidad: no se les ocurra asomarse mucho a esta verja, que tiene delante una caída de bastantes metros: basta coger (si es posible con guantes) esta verja en estado de derribo para darle un meneo importante.
Aunque el Ayuntamiento le ha hecho algunas curas de urgencias, en realidad chapuzas express para salir del paso, todavía existen dos tramos de esta verja sin agarraderas metálicas en los extremos.
Esta cinchas servían para sujetar mejor la verja a unas bases de piedra, así que cuidado con introducir la patita por esas oberturas, que se ofrecen al visitante en todo su esplendor justo delante del edificio del Rectorado.
Como ya mencionó esta sección ayer, estos días se está arreglando la Travesía del Pintor Nogales, la cuesta de la Aduana y al mismo tiempo, cuando uno sigue subiendo por el Paseo de don Juan Temboury y llega a los jardines de Puerta Oscura, verá un cartelito de un tamaño nada modesto en el que se anuncia la rehabilitación de los jardines históricos por el plan Zapatero.
Confiemos en que de estas dos obras, de estos miles de euros alguien se haya acordado de esta verja herrumbrosa y totalmente insegura que desde hace años acompaña a miles de turistas cada año en su descubrimiento de Málaga.
¿Acabará nuestro Ayuntamiento con el Día de la Marmota? Pronto saldremos de dudas.
Reflexión electoral
Subirá enteros en la comprensión de los votantes el candidato a a la Alcaldía que no use cada dos por tres ni implementar ni posicionamiento. Difícil lo tienen.