El hallazgo de unas termas romanas en la Travesía del Pintor Nogales deja en el aire cómo quedará esta cuesta que hace veintiún siglos era la zona más deslumbrante de la Malaca romana.
Cuesta imaginar unos tiempos en los que la gente andaba con togas (de colores, aunque las películas sólo nos muestran a los romanos con togas blancas) y no existían las tertulias del corazón ni el móvil.
En todo caso, resulta paradójico que en esta cuesta se hayan localizado estas termas tan antiguas ya que comparten espacio con el que casi con toda seguridad es el tramo de acera más veterano de Málaga.
Nuestra ciudad, como sabemos, aspira algún día a entrar en el selecto club de las ciudades civilizadas, aunque todavía estamos a muchas décadas de conseguirlo.
En muchos puntos de Suiza, por ejemplo, antes de hacer una calle se realiza un cajón de hormigón en el que poder meter los tubos y cables que hagan falta y las calles cuentan con un tapadera para, cuando haya que revisarlos o meter más cables, no se rompa la vía: funcionan como si fuera una alcantarilla.
Por contra, en Málaga una de las inquietudes que asaltan a los vecinos de toda calle inaugurada es cuándo va a volver a abrirse para meter los cables olvidados.
Por eso, resulta una auténtica proeza que la acera de piedra verde de la Travesía del Pintor Nogales haya durado tantos años, hasta convertirse, probablemente, en la más antigua de la ciudad.
Por vínculos familiares un servidor siempre escuchó que esta calle había sido realizada en tiempos del alcalde Francisco García Almendro, que estuvo al frente de la ciudad entre 1920 y 1922. La travesía, que antes se conocía como el Callejón de la Aduana y el Callejón de las Diablas, llevó entonces el nombre del pintor malagueño José Nogales.
En estos 90 años de vida, la única acera no abierta o destrozada de la ciudad está unida al recuerdo de muchos malagueños, que recuerdan la piedra verde brillando los días de lluvia.
Lo más probable es que en los próximos días la veamos desaparecer por las obras de reforma (la acera ya fue cortada ayer) y desde luego, según fuentes municipales ya le han salido muchos novios, pero antes de que termine en un destino poco digno o particular, la intención del Ayuntamiento es conservar estas piedras, sea cual sea su estado tras la extracción, con el fin de volver a colocarlas en el futuro en algún lugar público. Sabia decisión (casi suiza).
Las termas romanas y esta acera de tiempos de la Guerra de Melilla dan a la Travesía del Pintor Nogales una dimensión desconocida, mucho más valiosa.
El jardín zen
En la avenida Ortega y Gasset, nada más dejar la ronda Oeste en dirección a Málaga, el Ayuntamiento ha instalado una glorieta de tráfico bastante conseguida presidida por un árbol (¿un ciprés de California?) y rodeada de un par de círculos concéntricos de chinos blancos que le dan la apariencia de un jardincito zen japonés. Muy logrado.