En más de una ocasión, esta sección se ha referido a la estación del AVE de Málaga, que lo tienen difícil para ganar un buen premio de Arquitectura. Por lo que vemos, básicamente el encargo que el arquitecto recibió de la antigua Renfe fue algo así como si metiéramos trenes al final del centro Larios.
En esos años en los que se gestó nuestra insulsa estación, la antigua Renfe no estaba por dejar su huella arquitectónica en Málaga sino por urbanizar sus terrenos y sacarles un buen dinero.
Perdimos la oportunidad de aunar el pasado con el presente, como puede verse en las grandes estaciones europeas, que no han perdido su imagen ferroviaria. En la actualidad el único hito (palabra fetiche de los políticos) de la estación de Málaga son las rebajas.
Tampoco se le pueden pedir peras al olmo ni un esfuerzo de conservación a una ciudad como la nuestra, que tiene en la autodestrucción una de sus principales razones de ser. Incluso entre la clase política conservadora, la conservación no está entre sus motores vitales. Véase sino el empeño provinciano en contar, donde sea y al precio que sea, con un edificio de Moneo. El sitio en realidad les da igual.
Al contrario de lo que pasa con la energía, en Málaga todo se transforma pero si se da la ocasión, se destruye. Miren si no el vecino edificio de las Hermanitas de los Pobres y el entorno en el que se encuentra. Sin duda su carácter asistencial y benéfico ha sido lo que le ha salvado de terminar como una poco agraciada promoción de pisos, a juego con lo que tiene alrededor.
Pero en este lugar aséptico e impersonal de la nueva estación –lo que no quita que uno desee lo mejor para los comercios– quedan dos restos decimonónicos que desde que comenzaron las obras parecen una creación permanente de Xristo, ese artista búlgaro con complejo de dependiente que le daba por envolver monumentos y edificios.
Nos referimos a los dos pabellones de entrada y salida de viajeros, cubiertos desde hace años por sendas lonas de tamaño king size, que al menos tienen el detalle de reproducir con un dibujo lo que hay dentro. El año pasado ya se anunció que comenzaría su rehabilitación.
Por lo que sabemos, Adif está pendiente del visto bueno del Ayuntamiento para arreglarlos, pues ya cuenta con un proyecto.
Ojalá que este año veamos los edificios recuperados y sin esas lonas que han hecho que muchos se olviden de lo único de la zona que no ha sido demolido o trasladado. Cuando los contemplemos rehabilitados, quizás algunos malagueños se pregunten si la antigua Renfe no podía haber aplacado sus instintos monetarios para crear una estación moderna pero a su vez con elementos del pasado. Examinado de cerca nuestro centenario complejo de nuevo rico, el milagro es que en una ciudad como Málaga estos dos pabellones permanezcan todavía en pie. Que nos quedemos como estamos.
Arte
La fachada del Centro Municipal para Adultos de la Trinidad es un homenaje pictórico a las mujeres luchadoras más notables. Una sede magnífica.