El deporte, en los comienzos, no estaba unido al dopaje sino al dinero. La gente con posibles era la única capaz de encontrar tiempo para ponerse pantalones cortos y corretear por el campo.
Contaba hace poco en este periódico un veterano malagueño que cuando empezó a practicar atletismo en los años 50 por Martiricos, mucha gente creía que acababa de salir del pabellón psiquiátrico del Hospital Civil. Los más discretos se limitaban a carcarjearse.
Y eso que habían pasado ya 30 años desde que en Málaga había hecho su entrada oficial la práctica deportiva, aunque en décadas anteriores hubo sus pinitos. De los años 20 es el campo de fútbol de los Baños del Carmen, con esa zona de la antigua laguna, todavía sin secar por los eucaliptos, donde era depositado el árbitro si la actuación no era del gusto del respetable.
El Balneario ofrecía por otro lado una pista de tenis y otra de patinaje y un poco más hacia El Palo, pegada al arroyo Jaboneros, otra pista de tenis permitía a los jóvenes sin problemas económicos lucir una equipación de hombres blancos de Colón y emular a Fred Perry y Henri Lacoste, que pronto dejaron las raquetas para dedicarse a la ropa deportiva.
En El Limonar, junto a la iglesia de San Miguel, existía por esos tiempos nada menos que una pista de jockey, proporcionada por el ingeniero Fernando Loring Martínez, uno de los creadores de Ciudad Jardín, lo que permitió a los niños de la zona descubrir un deporte tan raro.
Como vemos, el patinaje en sus distintas modalidades ha estado muy presente en la historia deportiva de Málaga. Llama la atención que, con las facilidades que en teoría deberían existir en nuestros días, lo tengan crudo los amantes del patinaje deportivo, que el pasado verano tuvieron que aprovechar la vacía ampliación de la Universidad para entrenarse, ante la falta de una pista adecuada en la ciudad.
La Opinión ya publicó las dificultades de este colectivo, aumentadas por la crisis, de ahí que, ni en vísperas de unas elecciones muncipales tengan asegurado el objetivo por el que llevan peleando desde hace años. La única alternativa que les queda es patinar por los paseos marítimos, arriesgándose a una multa.
Han pasado 80 años desde los primeros deportistas en serie, pero estos patinadores profesionales siguen luciendo el aura de exóticos y raros, como esos atletas de hace medio siglo. Ya es tiempo de acabar con las excentricidades y ofrecerles un espacio deportivo.
Olvidos aéreos
En el frondoso capítulo de objetos perdidos en los autobuses de la EMT, destaca la pérdida del jueves: un bonito maletín negro que contenía una lustrosa corneta. El usuario que se olvidó este instrumento de tantos ecos (y ensayos) semanasanteros estaba en un autobús de la línea 10, el de Churriana, y quién sabe si, distraido por contemplar los aviones, se dejó la corneta en tierra.
En las oficinas de la EMT aguarda este instrumento, que ayer por la mañana no había sido reclamado todavía. A algún pasajero le deberá de sonar.
Es verdad que en una ciudad donde el patinaje se practica tanto y el clima acompaña tanto no tenga instalaciones adecuadas para practicarlo. Solo quisiera saber si alguien sabe si la pista de hockey del limonar sigue existiendo? Espero que alguien pueda responderme