El discreto encanto del archivo Díaz de Escovar

13 Ene
Trini García-Herrera, en el Museo de Artes Populares

En los años 60 del pasado siglo se encontraba en estado de ruina y con una orden de desahucio. Todo apuntaba a que iba a ser demolido y que en su lugar se levantaría un exponente más de la arquitectura-basura autóctona.

No fue así, Juan Temboury frenó el derribo y gracias al presidente de la Diputación, Baltasar Peña y a Enrique García-Herrera, el Mesón de la Victoria pudo salvarse y convertirse, en 1976, en el Museo de Artes Populares de Málaga, con piezas de toda la provincia.

Enrique García-Herrera, director de la Caja de Ahorros Provincial de Málaga, además de rescatar esta joya y llenarla de contenido había logrado recuperar a mediados de los cincuenta el Archivo Díaz de Escovar, cuya sede, entonces en la calle Alarcón Luján, aprovechó para trasladar al museo. Hombre culto, discreto y con una gran sentido de la ética, no quiso ni oir hablar de trato de favor para que un familiar entrara a trabajar en el archivo. En su lugar, convocó un concurso que ganó por méritos propios su hija Trini.

La pasada Navidad le llegó a ella la jubilación. Quienes han frecuentado ese museo dentro del museo, lleno de cajones, legajos y periódicos surcados por tranvías tirados por mulos, habrán caído en la cuenta de que entraban en un lugar diferente, siempre con la música de emitida por Radio 2 como telón de fondo.

Trini García-Herrera ha sido mucho más que una archivera. El suyo era un trato profesional y al mismo tiempo familiar, que te hacía sentir gusto en ese rincón lleno de viejas novedades. Ahí se encuentran las cartas que la princesa de Kapurthala enviaba a su maestro Narciso Díaz de Escovar narrándole su vida en la India o esa inocentada de principios del siglo XX, cuando el 28 de diciembre una revista malagueña aprovechó para trucar una fotografía en la que aparecía la Farola a medio demoler (como se ve, mientras otras ciudades tienen a gala la protección del patrimonio, en Málaga la demolición ha sido un elemento intrínseco en su historia).

Ir al archivo Díaz de Escovar tenía un plus de calidad humana que ponía Trini y que podrán comprobar quienes acudan al archivo de la Agrupación de Cofradías, donde sigue trabajando, esta vez por vocación. En estos más de 30 años de trabajo, el archivo ha sido un lugar acogedor y eficiente. Con que los sucesores sigan la discreta y laboriosa senda de Trini García-Herrera estará casi todo el trabajo hecho.

Intelhorce

Un enorme lago se extiende, a causa de las últimas lluvias, por los antiguos terrenos de Intelhorce. La superficie de este extenso charco cabrillea y brilla con los destellos de sol y de el surgen como mástiles de un barco hundido, las banderolas de una promotora que el viento se ha encargado de deshilachar y esparcir por el campo.

Con unos cuantos toboganes bien distribuidos tendremos un barato parque acuático.

2 respuestas a «El discreto encanto del archivo Díaz de Escovar»

  1. A ver como integran el mueso en la plaza resultante,dificil tarea,y ademas creo que una Cofradiava a hacer una casa hermandad con especto de banco hortera financiero,esta plaza podria ser un museo al aire libre de las arquitecturas malagueñas,pues creo que en ella estan representadas o se asoman todas

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