Si está en sus manos, hagan el siguiente experimento: vuelvan a ver películas como Tarzán de los monos, La isla del doctor Moreau, Los últimos días del Edén o Avatar. Seguro que en estas cuatro películas juntas, que se desarrollan en tupidas selvas, no encontrarán el bosque de lianas, en realidad cables de distinta procedencia, que lucimos en las fachadas de Málaga.
Si les parece una exageración vayan a un edificio que hay en Ciudad Jardín, justo enfrente del Estadio de La Rosaleda. El bloque da a una calle llamada Fray Domingo Pimentel y luce precisamente el nombre de la calle en azulejos, como se estiló en el callejero a partir de 1939. Pero el nombre se encuentra cortado por un cable que surge de pronto de la pared y que irrumpe, con cincel y martillo, hacia las alturas del bloque, del que además de este brusco invitado cuelgan cual lianas sin orden ni concierto nuevos cables de origen desconocido.
En realidad, en todos los barrios de Málaga podemos encontrar el mismo descontrol.
Ayer por la mañana el firmante se dio una vuelta por la Cruz del Humilladero y se topó con las mayores aberraciones de cableado aéreo que puede imaginar la mente humana, y ahora que está en obras la calle La Unión, qué bueno sería que todo ese bosquete de lianas se fuera también a tomar viento por el subterráneo.
En otro punto de Málaga, muy cerca de la calle Federico García Lorca, el manojo de cables es tan grueso, que los plantígrados más decididos trepan por él para realizar sus pintadas en la pared a considerable altura. Quién sabe si algunos de estos cables, ya en desuso, no eran de los tiempos en los que Málaga exigía tener el famoso UHF, la segunda cadena.
Hace dos años, todos los grupos políticos aprobaron en el pleno una moción para desterrar este signo de subdesarrollo de las alturas de Málaga. Dos años más tarde, este mismo mes, la moción, que presenta PSOE, vuelve a repetirse.
Pocas veces se escenifica mejor el dicho de que lo importante son los hechos, no las palabras. Si esta semana esta nueva moción recibe la unanimidad, debería conducir de una vez a actuaciones concretas que vaya elminando de forma paulatina esta maraña de boas que cuelgan de las fachadas de Málaga. En caso contrario, será un nuevo brindis al sol que malagueños y turistas seguiremos padeciendo en las alturas.
A reventar
Por cierto que sin abandonar la glorieta de la Cruz del Humilladero, hay que llamar la atención sobre el contenedor de pilas que hay muy cerca de la parada de la línea 4 y que con que sople un poco de viento verterá todo su contenido.
No puede decirse que en este rincón de Málaga no se reciclen las pilas. A ver si las recogen.
Recuperar fuerzas
En 1935, la publicidad aseguraba que los deportistas podían reparar el desgaste físico comiendo pasa moscatel de Málaga. Pintoresco dato del reciente libro sobre la historia de las carreras de fondo, de José Luis García Cobos y Pablo Portillo Strempel, del que el domingo habló este periódico.