Los puestos del Parque, el termómetro de la Navidad

9 Dic

Si las caretas de goma son en alguna medida un termómetro de la realidad nacional, la que representa a Zapatero, con gesto bastante adusto por cierto, se encuentra al lado de la de Bin Laden, mientras que Rajoy está acompañado por una careta de José María Aznar, que luce unas piezas dentales más próximas a una quijada equina.

Así pintan las caretas del Parque estos días, sin olvidar un amago de cabeza reducida de jíbaro con una melena nada lustrosa y una expresión que no anuncia nada bueno.

Los puestos del Parque no sólo reflejan el ambiente navideño sino también la apabullante desacralización de unas fiestas que para muchos sólo significan comidas en familia y la constatación de que padecen una fiebre compulsiva por las compras.

Abundan en estos puestos los artefactos eróticos, actualizaciones de las figuritas romanas que eran sinónimo de buena suerte y fertilidad, aunque nada de eso se aprecia en una especie de cipotillos saltarines que se mueven a cuerda o en ese muñeco vestido de fraile con síntomas de exhibicionista compulsivo.

En la Edad Media, estos objetos podrían interpretarse como la alegría por el Nacimiento de Jesús y ni siquiera Málaga escapaba a esa desacralización con la famosa fiesta del obispillo de hace unos siglos, una verdadera fusión de religión y humor bastante sana.

En nuestros días, sin embargo, estos cipotillos sólo prueban que ni siquiera la Navidad escapa a la globalización en su aspecto más montaraz y cutre.

Por otro lado, impera en los puestos el color rojo de Papa Noel, que como muchos sabrán no es sino una brillante estrategia comercial de la Coca Cola, que consiguió que el Hombre Navidad, como le llaman los alemanes, luciera los colores corporativos.

Este año, además del gorro clásico de San Nicolás, existe otro modelo mucho más atrevido que es simple y llanamente Papa Noel retrepado, como en una trinchera y a punto de saltar, posado en la cabeza del comprador.

En los últimos tiempos, a Papa Noel lo vemos en plan Tom Cruise en Misión Imposible entrando en los balcones de cientos de viviendas de Málaga, así que este sombrero con una pose tan activa no debe extrañarnos. También existe la variedad de alce de peluche para quienes quieran lucir sus pulsiones navideñas sin complejos.

Enseñas

Las obras del Puerto son todo un espectáculo, sobre todo en la polémica esquina de oro, donde todavía colea la amenaza de una apuesta merdellona por el desarrollo de la Málaga del siglo XXI (el supermercado de alta gama).

Mientras se dilucida su destino, los movimientos de tierra han formado, dentro del Puerto, una pequeña isla rodeada de agua. Incluso este promontorio sin réditos urbanísticos será mejor que el colmado de lujo.

Esos años perdidos

El colaborador de La Opinión José Luis González Vera presenta hoy a las 8 de la tarde en la librería Cincoechegaray Todos los años perdidos de Miguel Rubio.

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