Territorio de verano con mujeres reales

1 Dic

Hay un divertido cuento de Somerset Maugham titulado Las tres gordas de Antibes. El mismo puritanismo memo que está logrando que los políticos de Málaga sustituyan la palabra sexo por género ha desterrado una palabra tan bella, descriptiva y sonora como gorda (y gordo).

Felizmente, eso no sucede en la original exposición de fotos Tiempo de verano de la fotógrafa Mari García, de hecho, una de las primeras fotos es la de Antonia la gorda, una señora metida en kilos frente al mar, a años luz de esas modelos esmirriadas con menos carne que una radio.

De hecho, las protagonistas de estas exposición son mujeres reales, alejadas de toda sofisticación y bastantes de ellas cargadas de años y de kilos. Como la vida misma.

Tiempo de verano, que puede verse en el restaurante Frankamente del Muelle de Heredia hasta el 18 de diciembre, lo forman 63 fotografías tomadas los dos últimos veranos en la misma playa de Pedregalejo. Mari García ha optado por inmortalizar a nuestras bañistas a primera y última hora de la tarde, lo que se aprecia en los tonos ténues y en los dorados de amaneceres y atardeceres, respectivamente.

Además, ha querido jugar con sus películas y libros favoritos, añadiendo un texto, en ocasiones cargado de imaginación, en el que emplaza a nuestras modelos en escenarios imposibles o con una nueva personalidad. Así, que nadie se extrañe si una joven con el pelo rizado (siempre de espaldas) no es la mismísima Janis Joplin o la playa de Pedregalejo se transmuta en la de Cadaqués.

En otra foto, la paseante hermosamente gorda que deja su paso certero por la arena es en realidad (o quizás no) Jane Bowles, en esos tiempos en los que frecuentó un psiquiátrico malagueño.

La exposición comienza con una alusión de la Metamorfosis de Kafka y termina con el Paraíso (o Paradiso, según escojamos a Dante o a Lezama Lima) e incluye guiños de la infancia de la fotógrafa en Capuchinos, pues muchas de las modelos, que contemplan el horizonte o bailan las aguas, con el colegio de las Esclavas o la fábrica de cemento de fondo, tienen los nombres de vecinas de entonces: Maruchi, la tía Maquiqui, Doña Paquita…

Mujeres reales, con varices, con experiencia, gordas y flacas pero nunca con esa cursilada llamada el sobrepeso. Una exposición casi felliniana que retrata la vida real de Málaga y encima le aporta lirismo sin la carga insufrible de ser políticamente correctos.

Posible relevo

Los jardines del Barrilito, frente al Puerto, tienen al famoso palo borracho como árbol estrella, y estos días está aún más hermoso gracias a la decoración de pascueros que luce alrededor.

Pero que no se preocupen los amantes de los árboles por la sucesión de este grandioso ejemplar porque a pocos metros crece otra chorisia (aunque parece que de otra especie) con un tronco que comienza a abombarse y ensancharse con miras a ser, quién sabe, el barrilito que tome el relevo dentro de unas décadas (esperemos que bastantes).

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