Un paso más allá del Homo antecessor

27 Nov

Se hace difícil imaginar un pasado no sustentado en las películas de romanos, griegos y troyanos. La influencia de Roma y Grecia convierten en una nebulosa de egipcios, hititas y asirios barbados todo lo que viene detrás, con todos los respetos para la preciosa Historia Antigua.

Pero más difícil todavía resulta sumergirse en el pasado remoto, caricaturizado como un hombre con rasgos simiescos, despeinada melena, pieles andrajosas y una porra más grande que la de la sota de bastos.

Y sin embargo, en la Prehistoria encontramos las claves de muchos de nuestros comportamientos actuales. Sin ir más lejos, el estereotipo del malagueño selvático, bautizado como chusmón o chusmonazo (según el grado de incordio) si todavía no peina canas y regala a la vecindad caballitos en la moto o conciertos tecno en su coche discoteca, bebe simbólicamente en las fuentes de estos antepasados o parientes del Homo sapiens. Estos, ignorantes de cualquier norma de urbanidad en un mundo sin urbes, sin embargo solían tener un marcado sentido de la comunidad, a la que contribuían poniendo el trabajo en común, ya fuera tallando sílex o recolectando montañas de coquinas.

Los rasgos de sociabilidad y puesta en común raramente se dan en nuestra ruidosa minoría de malagueños selváticos, como no sea actuar en grupo para dar por saco y eso que, en ocasiones, pueden ser bastante individualistas.

Todo este estudio antropológico de pacotilla viene dado por un nuevo rasgo de salvajismo y depredación detectado desde hace poco en los parques infantiles de Málaga. Como muchos sabrán, en principio los parques infantiles están diseñados para el disfrute de los niños más pequeños, y sin embargo, nuestros congéneres más prehistóricos y quién sabe si con el mismo aprovechamiento neuronal que el Homo antecessor, le sacan provecho de otra manera: lo utilizan para convertir sus perros en perros peligrosos.

Imaginen la escena, que parece sacada de un bucólico cuadro del rococó francés: ese individuo que saca a pasear a su pitbull y va al parque infantil para lanzarle al animalito el columpio con el fin de que el perrazo lo atrape con las fauces (talmente como en El columpio de Fragonard).

En efecto, los técnicos municipales han encontrado huellas de colmillos en los columpios de los niños malagueños, y quién sabe si el próximo paso del entrenamiento no será incitar a la mascota a lanzarse contra esos patitos con muelle a los que se suben los más pequeños.

He aquí una conexión directa de unos cuantos malagueños con la Sima de los Huesos de Atapuerca. La Prehistoria sigue muy presente en Málaga.

Tempranuras

Los puestos navideños del Parque casi se han sintonizado con el encendido de las luces de Navidad de hoy sábado 27 de noviembre. La Navidad cada año llega más pronto aunque en esta ocasión, el que ya hubiera adornos navideños en el Centro el 20 de octubre es una marca difícil de igualar.

2 respuestas a «Un paso más allá del Homo antecessor»

  1. Señor Alfonso, reivindico la implantación, intensiva y extensiva en el tiempo y el espacio, de las trampas cazamerdellones (y/o chusmones); décadas funcionando sin parar darían sus buenos frutos, gratificaciones y, magníficos momentos de entretenimiento y buen ejemplo (las malas conductas no deben quedar impunes). Un cordial saludo, señor Alfonso.

  2. Señor Alfonso, reivindico la implantación, intensiva y extensiva en el tiempo y el espacio, de las trampas cazamerdellones (y/o cazachusmones); décadas funcionando sin parar darían sus buenos frutos, gratificaciones y, magníficos momentos de entretenimiento y buen ejemplo (las malas conductas no deben quedar impunes). Un cordial saludo, señor Alfonso. Precioso artículo, señor Santos. Un saludo y gracias.

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