En un buen número de países europeos la inmensa mayoría de los juguetes son educativos, muchos de ellos artesanales, pensados para el desarrollo (mental, no muscular) del niño. En España, para variar, nunca cayó esa breva y mientras en otras latitudes la madera y el peluche son los reyes, aquí triunfa el plástico desde hace décadas y lo de educar está en minoría.
El Museo Picasso muestra hasta el 30 de enero de 2011 una fabulosa exposición sobre los juguetes de vanguardia. El intento de un importantísimo número de pintores, arquitectos, escenógrafos y escritores del periodo de entreguerras por transmitir la modernidad a los niños con juguetes pedagógicos y de paso, sus ideas de un mundo más tolerante. Se trata además de la primera exposición de esta categoría que se realiza en España, con más de 500 piezas.
Abre esta exposición el precursor de los juegos infantiles pedagógicos, el hombre que en la primera mitad XIX dejó de considerar a los niños adultos en miniatura y creó para ellos los jardines de infancia: Friedrich Fröbel. Podemos ver sus preciosos juegos de construcciones, sobre los que se levantó la pedagogía moderna.
Fröbel deja paso a un primer bloque de juguetes pensados para mostrar el mundo y su variedad a los niños, como ese arca de Noé de 1906 o un cuento dadá de Kurt Schwitter que tiene a las letras de protagonista.
Los juegos de construcciones centran el segundo bloque, valga la redundancia, ya que son bloques de madera para representar ciudades que parecen auténticos cuadros de Mondrian transformados en juguetes. Entre estas construcciones destaca una de papel hecha por Franz von Zülow, de los llamados talleres de Viena y que representa a una ciudad de las Mil y una Noches.
La tercera parte de la exposición nos enseña cómo las vanguardias adaptaron las tradiciones. Sorprenden por su originalidad unas marionetas fabricadas por el mismísimo Paul Klee para su hijo, una de ellas con un enchufe como cara o esas inolvidables marionetas futuristas de Veronesi para representar Historia de un soldado de Stravinsky.
Completan la muestra los increíbles juguetes del uruguayo Joaquín Torres García, un ballet para niños de Miró y los juguetes diseñados por Picasso como el caballito hecho con las patas de un mueble de televisión que regaló a su nieto Bernard. Pero la muestra es, claro está, mucho más amplia, no faltan las aportaciones de la Bauhaus, de Marcel Duchamp, los libros infantiles de Cartier-Bresson o Rodchenko o el mobiliario infantil diseñado por Alvar Aalto.
Creaciones en muchos casos utópicas para construir jugando un mundo mejor y que el fascismo y el comunismo se encargaron de echar por tierra. Bueno es recordarlas y además de una forma tan bien tratada.
Almendras
La iniciativa de dedicarle una calle en El Palo o Pedregalejo al vendedor de almendras Antonio del Río El Almendrita ha recogido ya 200 firmas y tiene más de 500 seguidores en Facebook.