El pasado lunes, este periódico contaba el mosqueo de los vecinos de Teatinos por los 20.000 metros cuadrados de zonas verdes que acaba de hacerle una junta de compensación, junto al parque municipal del Cine, en el Carril del Capitán.
Los troncos de los árboles (del grosor del palo mayor del barco de los click) anuncian que llegarán a dar generosa sombra a mediados de este siglo, si es que alguien no se apoya en ellos y los troncha.
Si el Ayuntamiento no cambia los árboles cuando reciba oficialmente la zona verde, los vecinos tendrán que buscar sombra en verano metiendo la cabeza en alguna madriguera.
Un servidor visitó el lugar de los hechos hace unos días, y las temperaturas saharianas sólo invitaban a que la Málaga Film Office propusiera rodar allí una nueva versión de Lawrence de Arabia. Al fin y al cabo, en la película original los tranvías utilizados (en las escenas no desérticas) provenían de Málaga capital.
Para los vecinos no se trata de ningún regreso a los años 90, a esos tiempos de la inauguración del Parque del Oeste, que más parecía el Oeste que un parque, por sus ciclópeas extensiones de cemento y albero. Entienden los afectados que en este caso se han plantado los árboles más escuálidos atendiendo a la «baratura» del acabado.
Opiniones aparte, en las inmediaciones de las aceras abundan además los brachichiton, unos árboles, eso sí, de crecimiento rápido pero que tienden a «expandirse» en forma de ciprés, es decir, con la copa alargada. Con este diseño, el panorama de esta zona verde se presenta sombrío pero no sombreado y ojo, el capitán que da nombre al carril podría sufrir una insolación.
Los vecinos piden al Ayuntamiento árboles nuevos y pérgolas, entendiendo esta última palabra como estructura que soporta a su vez enredaderas que dan sombra, y no la estructura a secas, que es lo que suele estilarse, asombrosamente, en Málaga.
Después de inspeccionada la zona verde, las conclusiones de un servidor coinciden con las de los vecinos: no estamos ante un parque sino ante un «parque a largo plazo», que sólo se convertirá en un rincón agradable para pasear cuando se celebren las bodas de plata del famoso año 2016. Si nadie lo remedia, ya queda menos para el evento.
Morros y minutos
La historia demuestra que el nombre de la calle Morritos Altos, una vía de Ciudad Jardín, es bastante anterior a la popularización de las prácticas de cirugía estética en nuestra ciudad y por tanto, no se trata de ningún homenaje velado a paciente operado alguno.
Otro nombre curioso es el del Callejón de los Cinco Minutos, en Pedregalejo. Según recuerda el escultor Stefan von Reiswitz, vecino de la zona hace medio siglo, el nombre hace referencia a un vecino que, asomado al callejón, retenía a todo paseante conocido con la intención de comentarle algo, precisándole que sólo le molestaría «cinco minutos», que luego se eternizaban.