El olor a tierra mojada del Parque de Málaga, un día como ayer, cubierto de nubes a primera hora de la mañana, daba a esta parcela decimonónica los aires exóticos de la finca de La Concepción.
Todavía con el ruido del tráfico sin alcanzar su apogeo, por ser 31 de agosto, podía confundirse con el vaivén de las copas de los árboles (salvo algún petardeo).
Si usted considera que tiene muy visto el Parque de Málaga, incluso a pocos años de su renovación, coja el antiguo Paseo de España, vecino del actual Paseo de los Curas y póngase a la altura del sitio que ocupaba la fuente de Génova.
El estanque vierte el agua sobre unas rocas que dan un aire zen al conjunto y al fondo, en el hueco que ocupaba la fuente, aparecen el Ayuntamiento y detrás una torre de la Alcazaba, enmarcada esta pareja monumental por los árboles de la Noche Triste (los cipreses mexicanos o de Moctezuma).
Muy cerca de esta estampa florea con sus estallidos de rojo el tulípero del Gabón, pues se acerca la época en la que está en mejor forma: el otoño. En perfecto estado de forma parece estar la araucaria de Queensland, que monta guardia junto al recinto musical Eduardo Ocón, durante la noche refugio de indigentes.
El recinto, por cierto, necesita ya algunos retoques, como esa especie de fieltro deslavazado que cubría la parte baja del escenario y que hoy sestea en el suelo, con el aspecto de un cartón en mal estado.
Detrás de este conjunto para espectáculos y pernoctaciones se encuentra el monumento a Muñoz Degráin, escoltado por seis palmeras washingtonias. El monumento, realizado entre 1918 y 1923, había vegetado demasiados años hasta conseguir pasar desapercibido, pero desde la remodelación ha dejado de mimetizarse con el entorno y forma ya una «entidad escultórica propia» (disculpen la expresión tribal).
Cada zona verde tiene su momento, y esas horas tempraneras del Parque, en las que huele a tierra mojada y se palpa la tranquilidad, son las mejores para disfrutar de él.
La línea 11
La EMT ha logrado reducir la frecuencia de la línea más usada en Málaga, la 11 (en segunda posición, la línea 3), que pasa de 8 a 6 minutos. Hay que felicitar al Ayuntamiento y en especial al gerente de la empresa, Miguel Ruiz, que no deja de innovar, por este pequeño paso para el minutero pero grande para los usuarios.
Sin rastro de cervantes
Estos últimos días hemos asistido a la retirada de la fachada de la librería Cervantes, en la plaza de la Constitución. Fue fundada en 1939 por Cristóbal Repullo, un antiguo empleado de la Librería Ibérica de calle Nueva. Don Cristóbal, un enamorado de Cervantes, quiso que el autor de El Quijote estuviera bien presente en el negocio. La librería más antigua de Málaga dará paso en breve a una tienda de ropa. Así es la vida.