Por desgracia no siempre se da el caso. Parece como si todas las administraciones se confabularan para envolver los enclaves en los que se construyen los centros de salud de algún tipo de cochambre.
Es el caso de Miraflores de los Ángeles, que tiene justo detrás un solar (en la calle Juan Antonio Tercero) que concentra la mitad de microbios de la población europea.
Junto al centro de salud de Portada Alta las cotas de porquería no son tan llamativas pero sí dignas de reseñar. Se trata de una parcelita infecta de muy pocos metros cuadrados, en la calle Castilla y da la impresión de que allí se ha practicado la agricultura «intensiva» y se producen más cardos que en ningún otro solar de la provincia.
Junto a este «bosquete» de plantas resecas hay que resaltar la proliferación de basuras, porque en este terreno no faltan los plásticos, botellas, latas y productos en descomposición de difícil descripción, salvo la de ser una «pasta textil» de imposible encanto.
Lo curioso es que justo detrás de esta parcelita se alza un muro de ladrillo, el perímetro del parking del centro de salud.
Bastaría un poco de interés, una llamadita de la Junta al Ayuntamiento o incluso el envío de un par de jardineros por parte municipal (por propia iniciativa) para acabar con este mar de hierbajos y basura, en un lugar que, en principio, debería dar una imagen mucho más higiénica y aseada.
La trinchera
Pero no hay que circunscribirse a los centros de salud. A unos pocos metros, en la calle dedicada al líder cubano José Martí, yace lo que se supone que es el comienzo de una acera, aunque esta sólo consta de un bordillo y «lo de dentro», es decir por donde la gente suele pasear, es una especie de trinchera de tierra llena de matojos pero sobre todo, rellena hasta los topes de cacas de perro.
De hecho, si los arqueólogos hicieran catas, seguro que descubrían «mojones», con perdón, de los más directos antepasados del lobo ibérico.
El caso es que este socavón repleto de cacas de perro desprende un olor inolvidable, aunque sólo sea por el mal rato.
Es de esperar que nuestro Ayuntamiento no aguarde a que en esta calle se puedan recolectar fosfatos con destino al abono agrícola, para limpiar esta «trinchera» de difícil justificación.
La declaración
Un ser anónimo, con altas dosis de bilirrrubina y atrevimiento ha inmortalizado en todo lo alto del túnel de la Alcazaba, en la parte que da al paseo de Reding, la siguiente frase cinematográfica:?«Te amo hasta el infinito y más allá». Para su ejecución, el tipo enamorado se la ha jugado, pero el resultado, aunque pueda calificarse de pintada «multable» por las ordenanzas, no deja de ser una declaración de amor con su gracia.