El Aeromuseo de Málaga, en nuestro aeropuerto, continúa abriendo camino con un modelo de museo único, que no considera a los extranjeros de la Costa del Sol como meros receptores de cultura, sino que les implica en la mejora de este espacio.
En octubre del año pasado, un centenar de ex pilotos finlandeses residentes en Málaga, que forma la llamada Escudrilla del sol, se encargó de restaurar un Convair 440 Metropolitan de la compañía finesa Kar Air, el avión que trajo a la provincia a los primeros turistas escandinavos, hace ahora medio siglo.
Quedaba el reto de decorar el interior, algo que se concluirá este otoño con una pequeña galería sobre la temprana relación de Finlandia con la Costa del Sol, que incluirá una película publicitaria de la línea Kar Air sobre Málaga. El reto también busca colocar un suelo acristalado para que los visitantes puedan observar las tripas de este histórico avión.
La idea es también darle un valor añadido a este precioso espacio e ir convirtiéndolo en un museo sobre la Costa del Sol.
El Aeromuseo, una institución que es una brillante realidad gracias a Luis Utrilla (algún día habrá que dedicarle una calle en la vecina Churriana o algún espacio en el aeropuerto de Málaga) está recibiendo todo el apoyo del mundo de la propia Finlandia.
Esto mismo lo pudieron comprobar dos representantes de este equipamiento cultural, que hace unas semanas visitaron los cuatro museos de aviación del país escandinavo, invitados por los pilotos fineses costasoleños, y fueron agasajados por la familia Karhumäki, los pioneros de la aviación, artífices de la Kar Air.
La familia posee una casa museo de los años 40 junto a una fábrica de aviones, oculta en un espeso bosque para que los rusos no la localizaran durante la guerra.
Además, uno de los momentos más emocionantes de esta visita fue comprobar cómo en el Museo de la Aviación de Halli, un cartelón de dos metros de alto con una gran hucha recolectaba dinero para seguir arreglando el Convair de Málaga.
Este potencial de colaboración e integración extranjera en un museo malagueño es un camino a seguir, no sólo en estos tiempos de candidatura cultural sino con vistas al futuro. La aportación de los guiris de la Costa del Sol ya se está viendo y es un coletivo, tradicionalmente poco mimado, con un potencial enorme.
De altos vuelos.
Bienvenido mr. Marshall
Si por algún casual un familiar o amigo del presidente de Estados Unidos acude a Málaga capital este verano, esperemos que ninguna empresa privada u organismo municipal copie la sonrojante idea de unas agencias en Marbella de colocar una gran valla a la entrada de la ciudad con el lema Welcome Obama family.
Sin negar las bondades publicitarias de un mensaje tan peliculero, no hace falta transmitir la imagen de país en vías de desarrollo cada vez que nos visiten los parientes de un alto dignatario.