A la altura de la plaza de la Aduana un cochero extendió el sábado un plano de Málaga y comenzó a explicar a una pareja de turistas ingleses los principales monumentos que iban a visitar si se subían al coche de caballos.
Además de la «cathedral», el «palace de la Aduane» y el «arab castle», el hombre señaló cierto edificio en el Paseo del Parque y sin ningún problema lo transformó en el «Parlament».
No es el primer cochero a quien el firmante escucha este nombrecito, en sus dos variantes de «Parlament» o «Parlamento», según que la audiencia sea «guiri total» o turistas italianos o portugueses.
El supuesto edificio del Parlamento no es otro que el Ayuntamiento de Málaga. Los parlamentos europeos más vistosos se encuentran, que uno sepa, en Londres, Viena y Budapest, sin desmerecer al resto.
Lo que 2.600 años de historia todavía no han proporcionado a la capital de la Costa del Sol es uno de estos «equipamientos parlamentarios», ni siquiera cuando la época del cantón de Cartagena.
Menos mal que desde hace poco tiempo (el 2008), el Ayuntamiento de Málaga se ha «internacionalizado», y en su fachada luce una placa en cuatro idiomas entendibles en la que puede leerse «Ayuntamiento», «City Hall», «Rathaus» y «Hotel de ville» oséase, en las versiones española, inglesa, alemana y francesa.
Ahora que la Junta de Andalucía da la lógica tabarra con que tenemos que perseguir la excelencia turística, sería excelente que nuestra administración ofreciera unos cursos de formación turística a nuestros cocheros, para que su trabajo, duro y sacrificado, estuviera acompañado de una información turística certera.
No es plan de levantar todos los días costosos parlamentos sobre hermosas, pero modestas, casas consistoriales. El país no está para estos gastos.
Comunicando
Los vecinos de la urbanización El Albaricocal en Churriana se quedaron hace unos días sin teléfono al pasar por una de las calles principales un coche del Ayuntamiento, grúa en ristre, que se llevó por delante el cableado y zarandeó el vetusto poste, con más años que una «bandá» de loros.
Lo paradójico del asunto era que los vecinos acababan de pagar un buen dinero a Telefónica para que enterrara los cables (hoy los políticos prefieren el manido verbo «soterrar»).
Con la obra hecha, los cables metidos por el subsuelo y todo listo para funcionar, los vecinos no tuvieron tiempo de estrenar este invento:?el pasado regresó a sus vidas por las alturas. Otra vez será.
Fuentes termales
A estas sección siguen llegando los ecos de los triunfos futboleros en Sudáfrica y sobre todo, de la posterior celebración. Buena juerga se montó en la fuente de los colores de Teatinos. Al no estar protegida, se utilizó como concurrida terma romana, en la que no faltó una joven, capote en mano, toreando exultante el tráfico de la zona.
Básicamente se lo sacó de la manga. O realmente no se conoce la ciudad o quería darle más importancia llamándolo Parlamento para impresionar a los turistas y que se subiesen en el coche de caballos…a saber, aunque prefiero pensar que es esto último, porque creer que de verdad el Ayuntamiento de Málaga es Parlamento tiene delito.