Barcos neoyorquinos y disgustos portuarios

17 Jul

Vuelve uno de un par de días en Cuenca (como casi toda ciudad española que se precie también es candidata a capital cultural en 2016) y se encuentra con la antítesis de la zona cero de Nueva York. En esa parte de la ciudad norteamericana acaban de localizar un barco del siglo XVIII. En Málaga, por contra, lo único que sacamos de los alrededores del Puerto son disgustos.

Ahora nos enteramos del cabreo del presidente de la Autoridad Portuaria, que, dicho sea con todo cariño, es igualito que el capitán Barbossa de Piratas del Caribe. El objeto de las iras es nuestro alcalde, que duda más que Los Panchos, sobre todo cuando media ciudad está indignada con el modificado Plan del Puerto. Después de darle todas las bendiciones y presentarlo en sociedad, ahora tocaba cuestionarlo y el capitán Linde ha llegado al límite de la paciencia.

Tres cosas hay en el Plan del Puerto que muchos malagueños de a pie, «fuera aparte» las ideas políticas, no tragamos.

En primer lugar, ese centro cultural que por sus proporciones pasadas de rosca recordaba en su osada ignorancia a la lamentable Casa de la Cultura, que tantos años tuvimos que soportar sobre parte del Teatro Romano.

Lo ocupe Unicaja, el circo Ringling o cualquier otra entidad vencedora del concurso público, el engendro era inaceptable y muchos no entendíamos por qué en esta ciudad subsiste ese «tic provinciano» de forzar la normativa para construir las cosas con más hechuras de las permitidas, como ya se intenta con el hotel de Moneo en el Centro Histórico.

En segundo lugar, ese toque Paco Martínez Soria de colocarnos un súper de lujo, con descuentos en angulas y paté de castañas, como la atracción más llamativa del Puerto de Málaga, una nueva jugarreta huérfana de imaginación, como la que convirtió la impersonal estación María Zamabrano en un centro comercial con trenes. Otra vez no, por favor.

En tercer lugar, el que los políticos nos hayan dado la tabarra con su frase estrella los últimos 15 años («Málaga es una ciudad de espaldas al mar y esto hay que cambiarlo») y cuando llega el momento de «abrirse al mar», nuestros grandes lumbreras, estrellas punteras del Pensamiento Occidental, ven perfecto el retranqueo de la valla del Puerto, que nos va a seguir cerrando el paso. «Memez tan fermosa non vi en la frontera».

Son tantos los despropósitos, los destellos de majaronez autóctona que despuntan en este futuro Puerto de Málaga, que quizás lo más sensato era este puñetazo en la mesa.

El mismo, por cierto, que mucho antes hemos dado cientos de malagueños, aunque los motivos sean distintos: el golpe en la mesa es de hastío por esta exhibición colectiva de unos políticos que no están a la altura de las circunstancias. Eso sí, son los primeros en ponerse a la altura del betún.

Habrá que repetir la obviedad:?los malagueños de estos comienzos del siglo XXI no vamos a pasar ni a la historia de Málaga.

Vuelve la normalidad

Remite la marejada futbolera y el índice de balcones rojigualdos per cápita.

2 respuestas a «Barcos neoyorquinos y disgustos portuarios»

  1. ¡Santo Cielo, creí al pronto que se trataba del señor Linde, algo favorecido por el disfraz, eso sí, y haciendo de pirata!
    Su prosa, su ironía, sus escritos, señor Vázquez, como siempre: genial.
    Gracias por sus escritos, como siempre.

  2. Ese puerto que nunca se termina y no tiene nada que ver con lo que nos contaron en un principio. La verja desaparecía, no íbamos a tener ninguna construcción para poder disfrutar bien la visión del mar,…………
    Sí, parece que sus creadores han realizado un master, aparte de en majaronería en como tomarnos el pelo a los ciudadanos. No estamos de espaldas al puerto,(del mar no hay nada que decir, solo hay que darse una vuelta por las playas) es que no nos dejan disfrutarlo. Solo hay que recordar como estaba de gente, muchas de ellas pescando, antes de que comenzaran esas obras interminables. El acceso al morro cortado, al agua no podemos acercarnos….

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.