En estos tiempos de recortes, la susceptibilidad está a flor de piel, sobre todo si el derroche se ha padecido todos los días, con una puntualidad inefable, desde el mes de enero.
Cercad de cuatro meses se han tirado los vecinos de la Finca La Palma, junto a El Romeral, contemplando impotentes cómo la mitad de las farolas del parque de Santa Ana, una antigua zona verde en estado ‘salvaje’ felizmente recuperada por el Ayuntamiento, permanecía las 24 horas en alerta, con las luces encendidas como si el país estuviera en fiestas.
A finales de marzo este periódico se puso en contacto con la concejala Teresa Porras, responsable de Parques y Jardines, que aseguró que mandaría unos técnicos para inspeccionar.
El presidente de la asociación de vecinos de Finca La Palma, Francisco Jiménez, confirmó el ‘cese’ de las hostilidades lumínicas hace cerca de un mes.
Ayer, el firmante se dio un paseo por este jardín recuperado y confirmó que las farolas habían abandonado su fase ‘alienígena’ y habían entrado en la normalidad. Se temía un servidor que estas farolas encendidas fueran la señal para alguna comunicación marciana, no otra cosa parecía este encendido permanente.
Las quejas vecinales no sirvieron de mucho, confirman en el barrio, así que uno se alegra de que esta sección, en ocasiones, sirva para algo.
En el momento de escribir estas líneas, en la sede del periódico en la calle Granada, asoma por la ventana que da a la calle Méndez Núñez una farola encendida y acaban de dar la 1.30 de la tarde. ¿Quieren decirme algo los marcianos? Ahora lo cojo:?desean solidarizarse con los funcionarios y pensionistas. Se hizo la luz. Apaga y vámonos.
Modernidad
Los kioscos de Málaga han pasado de ser, en su mayoría unos ‘tenderetes’ a convertirse en estructuras mucho más sólidas y modernas, adecuadas para que los kiosqueros tengan una vida más cómoda, dada la cantidad de horas que se pasan dentro.
En el Centro Histórico se optó por un kiosco-tipo de aires parisinos que denota no sólo la globalización de los kioscos sino también la falta de imaginación de algunos políticos, que podían haber optado por modelos menos clónicos.
En todo caso, en Puerta del Mar le han echado imaginación al asunto y el kiosco más pegado a la Alameda Principal cuenta ya con antena de televisión y antena parabólica.
Lo que ha cambiado el cuento desde que esos kioscos-‘chambaíllos’ ofrecían tebeos y escopetillas de plástico con una única bala de corcho, unida por la cuerda correspondiente.
La plaza oculta
Jamás antes se ha escuchado en Málaga la explicación que una turista ofreció a otra mientras señalaba la plaza del Obispo:?“Esta es la plaza de Mayo y aquí se puede comer y beber” (Beber, suponemos, agua de mayo).
Alfonso, chapeau! Con gracia y fina ironía pones en solfa lo que se tercie, ya sean las luces que no cesan o los insólitos destinos de algunas calles y barrios. Algún día (¡yo quiero verlo!) esta ciudad, a través de sus instituciones, deberá de premiar este constante desvelo y este patear calle a calle todos los rincones en busca de lo que sobre, de lo que falte, o de lo que no esté donde debiera. Gracias por tus escritos.