Marcó la infancia de muchos niños y la madurez de bastantes padres. Gracias a él, los españoles entendieron que el lobo no era una mera alimaña y que había que cuidar a los ‘bichos’, a nuestra fauna ibérica de capa caída.
Luego llegó el accidente en helicóptero en Alaska y el público español entendió que con la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente habían perdido a un amigo o más bien a un pariente. Una sensación de profundo agradecimiento recorrió nuestra nación y los niños españoles se dejaron los cuartos para financiar en muchos colegios, estatuas en honor del naturalista. Para la de Málaga no parece que hubo bastante dinero, pues la impresión de la obra fue de algo hecho con el corazón, costeada por los niños malagueños, pero de resultado ‘chungo’.
Calidades aparte, fue lo que hubo en esos comienzos de los 80. La estatua a Félix Rodríguez de la Fuente se inauguró en los entonces novedosos jardines de Picasso, de los que hablábamos el sábado, y ahí sigue, con un deterioro tan notable que parece un recuerdo de la guerra serbo-bosnia.
En primer lugar, el curioso que quiera localizarla lo tendrá crudo. En su día fue colocada en un roquedal, simbolizando a la perfección la ‘conjunción’ con la Naturaleza, pero lo que ya no ha sido tan natural ha sido el ataque continuo de nuestros mamíferos malaguitas, criaturas mononeuronales que sacian su vacío existencial destrozando objetos de la vía pública.
La desvalida estatua de Félix Rodríguez de la Fuente siempre ha estado en el punto de mira de estos zangolotinos, hasta el punto de que el Ayuntamiento, harto de tanto vandalismo, optó por ‘camuflar’ el monumento para impedir nuevos ataques. Así que, en la actualidad, el naturalista de Burgos se encuentra parapetado tras un murallón de palmeras y rocas, como si estuviera en la defensa de Zaragoza.
No obstante, en la estatua puede apreciarse, para el que consiga traspasar la barrera vegetal, un buen chorro de pintura roja a la altura de la boca y la desaparición de la mano derecha, en su día transmutada en tronco de árbol sobre el que antiguamente se posaba un halcón.
Nuestro amigo Félix, manco, pintarrajeado, camuflado y sin pájaro en mano, es un símbolo de la resistencia frente al ‘salvajismo urbano’, pero también, de la derrota ante la fuerza bruta de unos cuantos badulaques. A pesar de la afrenta, muchos malagueños no lo olvidamos.
Nota: la foto que acompaña a la crónica está tomada antes del ‘crecimiento vegetal desmedido’ que ha ocultado el monumento, y que permanece en las mismas condiciones.
La hendidura
En el Paseo los Curas se aposenta a todo lo largo una hendidura en el asfalto que cuando llueve se llena de agua y tierra. El resultado es de lo más beneficioso para las tintorerías de Málaga y poco más, ya que al pasar los coches ese agua almacenada ‘viaja por la atmósfera’ hasta quedar depositada (espurreada)?en el pantalón o la falda de una víctima que en esos momentos pasea inconsciente por allí.
Creo que si en Suiza haces algo así con una estatua (o cualquier otro objeto público), te pasas tres días en el calabozo, como mínimo. Pero esto es España, señor Alfonso, y a los chorizos, golfos y demás chusma (de momento) les va muy bien. Una pena.
Un afectuoso saludo y gracias.
Y además suele pasar, sr. Holden, que los usos y costumbres de chorizos y chusma, golfos y descerebrados de diversas categorías y tallas, pasan a ser moda entre gente en principio normal, que hasta creen que hacer esas vandaladas, (perdón por la palabreja), mola mucho. ¡Qué pena!
Gracias a mucho de lo que escribe Alfonso Vázquez no sólo sabemos más de la ciudad, sino que se alerta a las autoridades por si quieren poner remedios, y quizá algún ciudadano se vaya concienciando. ¿Y luego nos quejamos de no ser «nominados» para la capitalidad cultural andaluza?
Señor Manuel, pienso que la gente que se apunta a esas ‘modas’ no es normal ni en principio ni al final. Desde luego, como usted dice, algún ciudadano puede concienciarse, pero no confíe usted que lo hagan los descerebrados, estos no leen al señor Alfonso, salvo que existan los milagros. Y, en mi opinión, ninguna ciudad en la que exista un solo barrio degradado debiera ser agraciada con una capitalidad cultural. Málaga tiene varios, ya me entiende usted. Un saludo
Bien está denunciar algo tan lamentable, que por falta de sensibilidad y cuidado las autoridades responsables han permitido.
Conozco la escultura, y su estado. Se que su autor es un escultor malagueño llamado ANTONIO ARJONA, del que aparecen en internet datos. Como puede averiguar usted mismo, en un blog del citado escultor aparece una foto de dicha Obra en el momento de ser inaugurada, con el autor en primer plano. Además de otras muchas e impresionantes obras y proyectos.
http://antonioarjonaesculturas.blogspot.com