El pasado ‘fabril’ de nuestra ciudad sigue siendo, para el político malagueño medio, un objeto volante no identificado que además te puede abducir en el momento más inoportuno. La historia industrial de Málaga es, para ellos, una cosa que suelta grasa y herrumbre y que algunos ‘insensatos’ están dispuestos a preservar como si fuera iglesias románicas.
Con la salvedad de las chimeneas, demasiado rotundas y evidentes (aunque varias han caído por el camino) algunos ‘cacharros’ que se han rescatado de un final seguro en el chatarrero se exhiben en el ‘espacio urbano’ sin ningún dato que pueda dar a conocer la ‘identidad’ del aparato.
El caso más evidente es el de la máquina de vapor de la avenida de Andalucía, que funcionó primero en un ingenio azucarero de Adra y luego pasó a la azucarera Hispania de Málaga, hasta que cerró en 1994. La preciosa máquina fue realizada por la compañía francesa Five Lilles, que también es madre de otra muy parecida en Torre del Mar, y que estuvo poniendo en marcha durante muchos años la fábrica de Nuestra Señora del Carmen, de una familia bastante conocida por estas tierras (los Larios, sin ir más lejos).
Aunque algunos sostienen que estuvo funcionando en la zona de Zamarrilla en 1860 y que dejó de prestar sus servicios en los años 30, la teoría se queda sin fundamento al leer la placa en la que, junto al nombre del fabricante, puede leerse el año: 1929.
Pero la ancianidad no le ha devuelto la identidad. Nos la seguimos encontrando en la avenida de Andalucía sin ninguna información sobre su importante papel en la historia industrial de Málaga. Lo mismo ocurre con la vieja plancha hidráulica que adorna los jardines del antiguo Matadero y que se convierte en otro ‘objeto volante no identificado’. Pocos saben para qué sirve, dónde estuvo funcionando y de qué época puede datar.
Con esta falta de interés, el patrimonio industrial rescatado en tan pobretonas circunstancias se convierte en algo fuera de contexto, en un trozo de la historia que se conserva en las amplias salas del nuestro particular Museo de la Inopia.
Sin las Acacias
En la guía de playas de Málaga del año pasado aparece, sin solución de continuidad, la playa de Pedregalejo. Los vecinos más veteranos siempre han distinguido entre la playa de Pedregalejo, desde el final de la de los Baños del Carmen hasta el arroyo de los Pilones y a partir de ahí, hasta el arroyo de Jaboneros, nos encontramos con la playa de las Acacias, que en esta guía ha desaparecido de un plumazo, quizás por la importancia que está cobrando la marca turística de Pedregalejo.
Sin embargo, no ocurre lo mismo en La Malagueta, donde mantiene su nombre la playa de La Caleta, mientras también conserva el nombre en la guía la parte final de la playa del Palo, conocida como la playa del Dedo. Misterios de la burocracia.