La Junta de Andalucía se esforzó mucho en recordarnos durante todo el mes de febrero (el mes del 28-F) la importancia de que no minusvaloráramos nuestra tierra.
Aunque nacer en un sitio sea siempre una casualidad, había que “sentirse orgulloso” de haber nacido o de vivir en Andalucía, subrayaban hasta la saciedad nuestros políticos autonómicos.
¿Recuerdan por cierto la indignada reacción política andaluza cuando una diputada catalana se mofó del acento de Magdalena Álvarez? Pues por todo esto, resulta bastante desconcertante que en estos días de procesiones la Junta de Andalucía emita en distintas emisoras de nuestra región un anuncio en el que un locutor, con fingido acento castellano-leonés, propaga las excelencias de la Semana Santa de Andalucía, exhibiendo una pronunciación ‘políticamente correcta’ en la que no falta una referencia a “la ciudaz” (sic).
El mensaje subliminal es tan evidente como trasnochado: el español que se habla en Andalucía no es digno de ser emitido por las ondas.A la hora de dirigirse a la audiencia española y al contrario que los madrileños, los canarios, los catalanes o los vascos, es necesario disimular esta forma de hablar español que tenemos por estas tierras.
Supuestamente y al contrario de lo que afirman los lingüistas, no ‘pronunciamos’ bien, de ahí este anuncio que tanto se ajusta a la Semana Santa de Zamora.Es lamentable pero parece como si hubiera que avergonzarse de un habla, fruto de una evolución histórica muy interesante, que luego ‘emigró’ con gran éxito a Canarias y a las tierras americanas. Tampoco parece pesar mucho el que el español de Andalucía haya sido hablado por algunos de los mejores poetas españoles de todos los tiempos.
No se hundirá el mundo el día en el que los locutores andaluces caigan en la cuenta de que pueden hacerse entender por todos los hispanohablantes, sin necesidad de imitar el acento de nadie.
El habla andaluza, entendida como una ‘tara fonética’, es uno de los signos más claros de ignorancia y falta de autoestima de los andaluces. Que la Junta de Andalucía costee un anuncio que sigue reforzando este tópico de señoritos es digno de psicoanálisis pero no de dinero público.
Restar votos
La portada de los Baños del Carmen ha sido presa de una convención de ungulados que se ha encargado, una vez más, de atiborrar con pintadas esta pieza de la pequeña historia de Málaga.
Llama la atención el que entre los ‘firmantes’ que ensucian el muro se encuentre el supuesto militante de un partido político, a quien no le duelen prendas hablar en nombre de su formación.Un consejo a quien corresponda:?no admitan en sus filas a personas incapaces de respetar el patrimonio de Málaga. El vandalismo no es un buen programa político.