Las evidencias son concluyentes, La Opinión ofreció en primicia la semana pasada las interioridades del Museo de la Semana Santa. Ayer, para más inri, las autoridades, incluido el obispo de Málaga, constataron que era una realidad e incluso lo inauguraron con la presencia de otros testigos, amén de cámaras de fotos, cámaras de vídeo y testimonios orales y táctiles, por cierto muy positivos.
Este aluvión de datos empíricos viene al caso porque en los últimos tres años los medios de comunicación hemos recibido una cantidad ingente de fechas en las que, supuestamente, se iba a inaugurar el esperado Museo de las Cofradías.
Por una causa o por otra, el museo del Hospital de San Julián no se inauguraba ni a la de tres. Pero como vemos, sí a la de cuatro.
Para un servidor, que aunque no es muy cofrade concibe la Semana Santa como algo muy querido que disfruta en pequeños ‘sorbos’, el museo es una estupenda noticia y cuenta además con la garantía de tener como director a Jesús Castellanos, un experto con un profundo conocimiento de la Semana Santa de Málaga que va a la par con su discreción y sensatez, algo muy de agradecer. Será un magnífico director del museo.
Además, el emplazamiento en el antiguo hospital, que por cierto conserva una placa conmemorativa de la visita de Isabel II a?Málaga (una de las pocas huellas de esta ‘tournée’), va a revitalizar la zona.
Y confiemos que empiece por revitalizar la antigua iglesia de San Julián, cuya puerta principal, en la calle Nosquera, sufre un día sí y otro no los ataques de mamíferos grafiteros. Felicidades a todos los cofrades.
Parque y tierra
En la calle Hornillos de Churriana se encuentra la plaza de la Niña de los Peines, presidida por un parque infantil que no cumple la normativa europea de seguridad ni por asomo.
Para empezar, los padres se quejan de la altura del tobogán, una chorraera que a sus ojos, debe estar emparentada con algún parque acuático. Además, los columpios carecen de respaldo y los niños, de utilizarlo, aterrizan en una capa terrosa con la dureza de una cáscara de nuez.
El mismo panorama ocurre en el balancín, sin el suelo mullido que acostumbran a tener los parques homologados. Tanta tierra causa además problemas a los vecinos, que en verano se encuentran en sus patios con la cálida irrupción de una polvareda.
Cuanto antes de adapte a la Unión Europea este parque infantil, mejor para todos.
Emasa y calle Victoria
Un amable lector comentaba ayer, tras el informe de Emasa publicado en esta sección, que como a la altura del número 25 de la calle Victoria sigue ‘manando’ una corriente de aguas putrefactas, Emasa debería actuar de oficio y cobrarle luego a los vecinos la reparación que tanto se hace esperar.
Jajaja, me encanta tu estilo. Una prosa bastante ácida pero sin llegar a ofender. Enhorabuena.