Alguna vez hemos comentado en esta sección las muchas contradicciones de Málaga. La ciudad ‘marinera’ levantó una urbanización muralla en la principal playa de la ciudad para privar de vistas al mar a la mayoría de sus habitantes.
Además, cuenta Málaga con un clima tan privilegiado, que le permite disfrutar de las variedades botánicas más exóticas y del jardín subtropical más importante de Europa (La Concepción). Sin embargo, el malagueño medio es bastante ‘parco’ en conocimientos botánicos y sólo distingue los naranjos, los limoneros, las ‘palmeras’ (a secas) y los ficus, nombre este con el que nominan todo árbol grande que desconocen.
Pero en esta ‘estepa botánica’, los ciudadanos hacen una excepción con los ficus de la Alameda, unos árboles que tienen tan identificados, que cuando lo localizan en otro rincón de Málaga suelen corroborar la ‘identificación’ con esta frase:?»Ese es como los ficus de la Alameda».
La plantación de árboles en las ciudades va por modas. En Málaga, como en otros puntos de España, en el XVIII y el XIX se impusieron los álamos y aparecieron las alamedas. A comienzos del XX empezó el ‘reinado’ de los plátanos orientales y en nuestros días, se opta por árboles de crecimiento rápido y que ‘no manchen’, generalizándose el ‘brachichiton’, un árbol un poco tristón que podemos ver en la calle Córdoba. Como muestra un botón:?los arquitectos que proyectaron la nueva plaza del Siglo quisieron plantar jacarandas, que fueron denegadas por la suciedad que desprendían.
El ficus ha sido también un clásico en Málaga. Parece que es hacia 1876, con la reforma de Joaquín de Rucoba, cuando llegan los ficus nitida a la Alameda, ya que se trata de la última gran reforma del XIX con la tala de árboles y la llegada de nuevas plantaciones (y parece ser que los ficus llegan ya creciditos).
Estos árboles viejos, robustos, retratados por el lenguaje cofrade más tópico como la «bóveda arbórea de la Alameda», han demostrado con la últimas y desesperantes lluvias que también son mortales.
Muchos temíamos el paso del metro por la zona, pero parece que, previendo serios daños, uno de los viejos árboles ha preferido despedirse de Málaga.
De momento, queda en pie el mejor ejemplar de ficus de la ciudad, que se encuentra en Bellavista, pero cuando pocos le escuchan, algún político admite que el paso del metro puede truncar este ‘récord’.
Plantados en tiempos de Cánovas del Castillo y los barcos de vapor, los ficus de la Alameda son algo más que meros árboles. Estánen la memoria y en el corazón de varias generaciones de malagueños y si caen, deberán ser reemplazados por nuevos ejemplares que disfrutarán, en toda su plenitud, los malagueños del siglo XXII.
Semana blanca
Maniobra vacacional para complicar la vida a los padres y frenar el ritmo de estudio de los hijos.
Buenos días,
Por favor, revise sus faltas de ortografía:
«…han demostrado con la últimas y desesperantes lluvias que tan bien son mortales.»
Creo que ud. quiere decir: TAMBIÉN
Un saludo!