Diez perros, diez, se dieron cita hace unos días en el parque que se extiende al pie del puente de Juan Pablo II, en la Cruz del Humilladero.
Los vecinos recuerdan que ese antiguo descampado era el único lugar ‘espacioso’ del barrio que, ajeno a todos los ‘estándares de calidad’, crecía ajeno a los jardines.
Lo cierto es que Málaga puso ‘lo peor de sí’ para diseñar la Cruz del Humilladero y todavía se siguen produciendo ‘tics’ de urbanismo hortera, como el derribo de barrio decimonónico de la Pelusa. Tengan ustedes la completa seguridad que de ese solar saldrán más viviendas para ‘atosigar’ un poco más el barrio.
Pero sería injusto no mencionar el esfuerzo de los últimos años por dar un poco de holgura a la Cruz del Humilladero. En las ‘bajuras’ del puente de Juan Pablo II?han ido creciendo un centro de salud, un moderno (y recientemente ampliado)?centro de mayores, Antonio Martelo, ‘el Séneca’ y hasta el colegio Hans Christian Andersen cuenta con un campo cubierto de deportes con las canastas desplegables. Ha puesto la guinda a este necesario despliegue de equipamientos el parque, surgido por la llegada del AVE.
En sus primeros tiempos de existencia, la zona verde tuvo que enfrentarse a los envites de algunos vándalos, dispuestos a quemar los ficus de raíces aéreas y las palmeras. Por suerte, la Naturaleza es más fuerte y más sabia que estos organismos pluricelulares y hoy el jardín puede decirse que está sano y bien cuidado. Pero también puede ‘morir de éxito’, y es que se ha convertido en lugar de peregrinación de los amantes de los animales. Este amor no puede llegar hasta el extremo de descuidar ‘la recogida’, que es lo que suele pasar, de forma que al pasear por este bonito parque encontramos un buen número de ‘túmulos’ que evidencian que el campo está minado.
Corre el riesgo este bonito jardín de convertirse en una copia de la zona verde del Cementerio de San Miguel, casi ‘impracticable’ para el peatón por el elevadísimo índice de ‘cacas perrunas’ que jalonan cualquier recorrido.
Si los vecinos con perro de la Cruz del Humilladero no refrenan sus ‘instintos incívicos’, se habrá perdido un valioso espacio para eso que les encanta decir a los políticos:?‘el disfrute ciudadano’. De momento quien disfruta y hace ‘lo que le viene en gana’ es el colectivo de las cuatro patas. No será por ellos.
Zen
Por contra, ningún peligro corren los jardincitos que hace poco han mejorado considerablemente en la calle Enrique Herrera Moll, también en la zona.
Hace unos meses ya dimos cuenta de esta novedad en los pisos de San Vicente Ferrer. Precisamente la estatua del santo es la que está acompañada por unos jardines, casi ‘zen’, en muy buen estado. Además de estos pequeños parterres, el parquecito infantil ha mejorado bastante esta zona peatonalizada.