En los juegos de asociaciones mentales, el entorno del Museo Picasso suele ir acompañado de los adjetivos “lóbrego” y “sórdido”, y de inmediato pueden surgir en el lector asociaciones literarias: las callejuelas por las que rapiña Oliver Twist y su banda de ladrones o esos barrios con infraviviendas de algunas novelas de Galdós.
El entorno del Picasso reúne lo más “sórdido” de la Málaga del pasado y aunque el Ayuntamiento ha tardado nada menos que siete años en reaccionar, no es momento de críticas sino de felicitaciones, porque siempre se puede tardar un poco más en arreglar este entuerto.
El Ayuntamiento costea el 30% y la Unión Europea se encarga del resto. Además de las mil veces mencionadas calles Tomás de Cózar y Beatas, también se arreglarán las vecinas Ramón Franquelo y Marqués de Guadiaro.
Habrá que avisar al personal de que esta obra, aunque elimine las horrorosas ‘lianas’ de cables que cuelgan de las fachadas, ponga una solería bonita y mejore la iluminación, no puede hacer milagros. O lo que es lo mismo: el dinero público no puede arreglar las casas privadas, para eso ya están las ayudas de la Oficina de Rehabilitación del Centro.
Por otro lado, las obras tampoco conseguirán que ‘broten’ viviendas del mar de solares de la zona. Otra cosa es que, a raíz de esta actuación, Urbanismo presione con más constancia para que los propietarios edifiquen o en caso contrario, el solar terminará siendo subastado tras un plazo de tiempo. Los romanos ya presionaban a los propietarios despistados de forma parecida hace veinte siglos así que esta fórmula no debe sorprender a nadie.
Por eso, aunque estas obras de mejora no traerán la panacea, sí que inician un proceso de mejora generalizada que, confiemos, sea irreversible. Por todo ello, felicidades al Ayuntamiento y que siga la racha.
Atracción indirecta
El Ayuntamiento de Málaga debería cobrar algún tipo de entrada a las decenas de turistas que, recién desembarcados de los cruceros, permanecen sus buenos diez minutos largos viendo cómo funciona el sistema de ‘restricción de tráfico’ en la calle Molina Lario.
El momento de más intensidad llega cuando el pivotito surge de las profundidades y una voz le suelta al conductor que ya puede pasar. En ese instante, más de uno echa mano de la cámara de fotos y del vídeo. Si no somos pioneros en la restricción del tráfico en el Centro, al menos lo parecemos.
Fútbol y baldosas
Ayer mostrábamos en una foto la tapa de registro rota que se encuentra en la calle Marqués de Ovieco, a la altura del número 4, pero tampoco puede olvidarse en esta vía en pendiente las numerosas baldosas sueltas que, llueva o azote el terral, dejarían lesionado al mismísimo Cristiano Ronaldo. Ya saben, el niño del codazo.