El Unicaja volvió a la competición ACB después del gran éxito que ha significado la consecución de la segunda FIBA BCL, habiendo conseguido cuatro títulos de los cuatro disputados esta temporada para un total de diez desde 1977, año de creación del club.
Esta racha de triunfos que habría que ampliar a media docena de títulos desde la llegada de Antonio Jesús López Nieto a la presidencia, con Juanma Rodríguez en la dirección deportiva e Ibon Navarro en el banquillo, encara ahora un par de partidos en la liga regular y el play off de la Liga ACB para solventar la duda de si se obrará el auténtico milagro que significaría seguir con esta racha o simplemente nos tendríamos que contentar con lo conseguido hasta ahora. Todo ello muy entrecomillado porque ojalá fuera tan fácil seguir repitiendo estas cosas.
En la mitad de todo esto, ha dado tiempo a festejar el título con laafición, con el UCAM Murcia dando una gran muestra de deportividad haciendo el pasillo, con parte de los abonados de mayor edad desplegando el estandarte de la BCL conseguida en Atenas y con un partido duro, difícil y tremendamente complicado de sacar adelante ante el rival que fue casi más tortura que un arbitraje que demostró que esta competición le viene tremendamente grande. Y no, tres árbitros con once, siete y seis años de experiencia no pueden dejar descontentos a todos los que estuvimos allí el domingo, siendo del color que sea.
Como colofón de todo, del gran éxito del club y del baloncesto malagueño, la final de la fase de ascenso a Liga Femenina Endesa entre el CAB Estepona y el Unicaja Mijas, con victoria y el brillante ascenso de las primeras ante un equipo cajista que ni mucho menos estaba señalado ni por inversión ni por aspiraciones para pelear el ascenso, pero que dejó una gran impronta esta temporada. Enhorabuena a los dos equipos y mucha suerte para el futuro.
Junto con todo esto, en mitad de las celebraciones tras la vuelta de Atenas y el partido del UCAM Murcia, salía la noticia en la que se anticipaba que Mario Saint-Supéry dejaría el Unicaja para jugar en la universidad de Gonzaga en la que ya jugaron John Stockton, Kyle Wiltjer o Domas Sabonis.
La salida del canterano con mejor hoja de servicios de los últimos años salido de Los Guindos, con paso puntual por Novaschool, no deja de ser un eslabón más en la cadena de abandonos de posibles jugadores de la competición española que van dejando a equipos de toda proyección, presupuesto, aspiraciones o poderío económico.
Hace nada de tiempo, si al padre de tal estrellita de un equipo de cantera se le presentaba la oportunidad de ir a San Yonosedonde State University, lo mínimo que se pensaba en esa familia era, incluso sin llegar a la NBA, que se viene con una carrera y el inglés resuelto, con lo que el punto de partida a la vuelta es inmejorable. Ahora, con la aparición del NIL en todo el entramado contractual de relaciones entre instituciones y jugadores, es posible que firmen el mejor contrato de su carrera porque se sigue maquillando eso de estudiantes-atletas no profesionales y que, a través de la universidad y allegados, van a rentabilizar su imagen a base de patrocinadores, etc. Traducido al cristiano: no van a ser empleados a sueldo de su equipo, pero este le va a buscar que le pague una firma por usarlos como publicidad y van a cobrar.
Y no cualquier cantidad, se habla de cantidades que no tienen que ver nada con la realidad que se vive en cuanto a sueldos a este lado del océano. Mucho menos en jugadores que o no han aparecido en la élite o que tienen una hoja de servicios mínima en el profesionalismo. El expolio es brutal en todos los niveles y, como viene siendo habitual en nuestro deporte, hasta que el artefacto no ha estallado nadie se ha puesto a verbalizar el problema porque hasta que no se han visto afectados los equipos de primer nivel se estaba pasando de lado por el problema.
Creo que lo mejor es pensar en qué hacer de inmediato y a corto/medio plazo. De entrada, abrochar los derechos extra-USA de cualquiera que salga de Los Guindos, con todo el cariño, pero sin una mínima rebaja. Lo que me importa es el club y, a partir de ahí, pensar qué hacer con la cantera, cuánto invertir y qué tipo de proyecto desarrollar.
Ya sin esperar a esta salida a Gonzaga, el presidente del club expresaba la inconveniencia por apostar por un filial en Segunda FEB. Algo triste desde mi punto de vista, aunque no pueda quitarle la razón al dirigente, sobre todo por la normativa existente en nuestro deporte en la que, como mucho, se puede aspirar a mantener sus derechos fuera de Estados Unidos. Todo ello si vuelve el jugador y si no tiene aspiraciones y ofertas de Euroliga porque entonces se negocia con poca munición.
Los casos Saint-Supéry, Del Pino o Folgueiras obligan a darle una vuelta a la concepción de cantera que se ha tenido en Málaga, sobre todo a nivel inversión que va de la mano directamente de la captación de jugadores de fuera (llámese Málaga, Andalucía o España). Pero esto obliga, si queremos ser unos adultos, a aceptar que la cantera del Real Betis quede campeona en todas las categorías inferiores en Andalucía.
No sé en ocasiones anteriores, pero la imposibilidad de gestionar el entorno, con la mutación de la NCAA a una liga profesional al nivel de la Euroliga en cuanto a salarios, con el problema añadido que en un porcentaje casi absoluto el objetivo son jugadores que profesionalmente no han demostrado absolutamente nada y que dinamitan el statu quo actual, requiere algo que sería casi milagroso en el baloncesto nacional y continental: que los estamentos se sentaran a hablar y mínimamente se pusieran de acuerdo en algo.
No sé ustedes, pero me creo más a este Unicaja quedando campeón de Liga. Claro está que sería un auténtico triunfo en cualquier caso.