Desde que empezó el año 2025, el Unicaja ha tenido un camino en el que ha conseguido el triunfo en la Copa del Rey y ha disputado diecisiete partidos entre Liga ACB, Copa del Rey y BCL. Ha salido derrotado en cuatro de ellos, frente a las tres derrotas que tuvo desde que arrancó la temporada en septiembre en Singapur. Pero más allá de los números y los datos, las circunstancias nos traen otra visión de lo ocurrido.
Aunque el año arrancó con el triunfo en Murcia, y en la posterior visita a Bilbao, a partir de ahí, un ya lejano 11 de enero, con la gloriosa excepción de la visita copera a Gran Canaria, cualquier partido lejos de Málaga termina con derrota. Cuatro viajes, cuatro traspiés, cada uno con sus circunstancias particulares.
Nos sabemos de memoria (y si no, nos lo recuerdan) que cualquier equipo en la competición española es capaz de ganar. Somos conscientes que hay calidad de sobra para poner en problema a un rival presuntamente superior, pero sobre todo, más allá de lesiones, estados de forma y demás, el tema de lo mental tiene muchísimo peso.
A nuestro Unicaja, estos últimos partidos le han servido para manifestar de manera patente un problema que es visible: le está costando arrancar.
De un tiempo para acá habíamos dado por bueno que para ganar algo, el equipo tenía que jugar lejos de Málaga, que nada organizado aquí terminaba bien, pero los últimos tiempos, partido jugado fuera de casa equivale a derrota, como ocurrió en Girona, Lugo y Zaragoza.
Cada partido es diferente, pero en ACB, en los 7 partidos posteriores a la victoria en Miribilla, el Unicaja ha encajado 26 puntos o más en el primer cuarto de cada encuentro, salvo en el que disputó frente a Baskonia. Aunque claro, me pueden decir que no siempre se acaba en derrota, pero creo que normalizar según qué cosas no es conveniente.
Simplificando mucho, si entre mis costumbres tengo fumarme tres paquetes de tabaco diarios, esa cosa cotidiana y habitual, con el tiempo, termina pareciéndome normal, pero no, no lo es. Mucho menos sabiendo las consecuencias que conlleva a largo plazo.
Ya había hablado anteriormente de la situación en la que damos por bueno que según qué minutos del partido se entregan, aún teniendo en cuenta que el contrario también juega, será por subjetividad, o mala costumbre, pero dar como normal esos problemas de concentración, es incorrecto.
¿Preocuparse por esto? El ánimo es libre, pero teniendo en cuenta que en la liga española aparecen en el horizonte las visitas a Las Palmas, Valencia, Barcelona y Tenerife, es para darle un par de vueltas. Sobre todo porque todas las derrotas ya comentadas vienen ante equipos que casi seguro terminarán la temporada en mayo.
No obstante, y aunque el crédito de este grupo para mí sigue estando intacto, creo que no debemos dejar pasar que hay situaciones que han de tenerse en cuenta. No olvidemos, que la situación de Osetkowski ha sido una especie de «espada de Damocles» encima de toda la configuración y planificación de la temporada. Y es que su fichaje abortado por el FC Barcelona, provocó la llegada en modo apuesta de riesgo de Killian Tillie, la configuración del plantel con siete interiores con la posterior llegada de Olek Balcerowski, desplazando a Melvin Ejim de posición. Todo termina siendo todo adecuado, sobre todo porque pocas pegas a día de hoy a la temporada.
Pero tampoco vale dejarlo todo por bueno tal cual está. La sanción para el jugador de California caerá en algún momento, y lejos de aplacar los problemas de mentalización y el bache de su juego, lo terminará de dejar fuera de la rotación. Y por benévola que pueda ser, teniendo en cuenta la fecha de la temporada, no sería descabezado decir que el día que se publique el castigo, pueda ser el último de cajista del jugador, porque además, tampoco parece especialmente dispuesto a renovar.
Por un lado, diría que ha habido suerte con esto, porque ha permitido que Tillie, con todos los problemas del mundo, ha hecho gran parte de su reencuentro con el juego con menos presión y menos prisa. También parecía poco probable que Osetkowski se mantuviera aquí, aunque haya momentos en los que parezca que mentalmente está en otro lugar. Pero alguien dirá que se esfumó hacer caja con la salida del rubio y que la hipotética baja en puertas de la parte más complicada del curso tampoco viene bien.
Sea como fuere, aparte de ser cosas incontrolables, son hipótesis que se desconocen cuándo y si de manera exacta se van a cumplir. Mira que hemos visto temporadas y circunstancias, pero esto nos faltaba en el catálogo.