El sopapo intangible.

27 Ene

El Unicaja ha comenzado la segunda vuelta de la Liga ACB cayendo derrotado en un mal partido en casa del penúltimo clasificado, partido perdido de manera justa y poco rebatible, sin más.

Como análisis escueto del partido puede valer, pero tras ver el encuentro y reposar algo la idea, me quedo con lo que tenía en la cabeza durante los cuarenta minutos del choque, cosa que en rueda de prensa manifestó Ibon Navarro: «faltó energía, deseo e intensidad». Me reafirmo en lo que pensaba y es algo que me hace torcer el gesto.

Veamos, no creo que tampoco sea algo para preocuparse, pero sí que es algo para no dejar pasar. Si volcamos datos hasta atragantarnos, que el Unicaja haya jugado 29 partidos oficiales este año y haya perdido sólo 4 es un muy buen dato. Algo que haciendo un mínimo de memoria nos hace pensar en positivo y en seguir creyendo en este equipo, sobre todo si se compara de dónde venimos. Pero tal vez analizar en qué se ha fallado en las derrotas, no es lo más tranquilizador.

Y es que no hay datos de esos lapidarios para explicar qué ha pasado. Este Unicaja perdió ante BAXI Manresa y Dreamland Gran Canaria perdiendo 20 y 21 balones respectivamente y ganó 5 partidos con menos de un setenta por ciento de acierto desde el tiro libre (ojo, que en un par de ellos no llegó al sesenta siquiera). Pero no es cuestión de volcar datos a la hora de racionalizar la derrota de Fontajau, simplemente, el otro equipo tuvo más ganas y trabajó más para llevarse el partido. Aunque duela, es así. Algo que creíamos innegociable, hay que asumirlo.

El rival, aparte de la motivación que naturalmente da una pobre clasificación fruto de un inicio de liga lamentable, tras haber ganado a Barça y Baskonia en sus dos últimos partidos en casa, y tener la noticia reciente de la victoria de Río Breogán (rival directo para la salvación) en el partido anterior esta jornada, no necesitaba nada para estar con la mejor actitud ante un contrario que había defendido el liderato la mitad de las jornadas disputadas y que partía con el cartel de favorito.

Para el Unicaja de esta última época, se ha visto una puesta en escena deficiente, pero tampoco hay que llegar al aquelarre que fue la jornada en el Nou Congost. Tampoco se puede olvidar que hemos visto al equipo con necesidad de ganar «varias veces» encuentros frente a rivales que se han visto capaces de remontar, cosa que antes se controlaba mucho mejor por parte del elenco malagueño.

Aquí no creo que sea necesario empachar a nadie con estadísticas avanzadas o algo más indigesto, pero creo que hay intangibles por ahí, esas cosas que han entronizado a algunos jugadores en momentos concretos, que no se consiguen ahora todas las veces requeridas. Y la verdad, hay momentos del juego que revelan faltas de concentración que terminan siendo relevantes, sobre todo con una competición y unos rivales que ya vienen avisados y que no van a ceder nada a bajo precio.

Llevar cuatro derrotas a esta fecha del calendario era algo que ni el más forofo cajista pensaba hace muy poco tiempo. En Girona, hubo ausencias y jugadores retomando la actividad (cosas que le ocurren a todos los equipos), pero que un equipo que promediaba poco más de 79 puntos por partido le endose 54 en el segundo tiempo al equipo de Los Guindos, además con porcentajes similares a los que le han colocado en una posición de descenso hasta esta jornada pasada, no es buena noticia.

Que hay jugadores que no están bien no es primicia mía. Por unas cosas u otras, hay cabezas que van por un lado y piernas que no responden de la manera conveniente, sea en tiempo y/o forma, y seguro que esto se ha hablado ya entre los encausados, porque no me estoy ciñendo ni a los últimos partidos, ni sólo a las derrotas.

Si bien el momento generalmente dulce del grupo ha ido tapando carencias individuales, tampoco se puede ni exigir sobreesfuerzos a los que rinden bien, ni permitir que se alargue un rendimiento lejos de lo esperado.

Como en ocasiones anteriores, mañana, con la visita de los turcos del Manisa Basket de Saben Lee, Chris Chiozza, Troy Brown o Martynas Echodas con Kazys Maksvytis en el banquillo se abre la primera jornada de la segunda fase de la FIBA BCL y la primera oportunidad para ir mejorando, momento ideal para aprovecharlo.

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