Retos.

16 Dic

Hay momentos en que es fácil escribir sobre lo que sea. Lo mismo la semana ha tenido algo muy destacable, o quizá lo que ha ocurrido es tan vano que lo suyo es mirar hacia lo que propone el fin de semana siguiente y adivinar qué puede ocurrirle a nuestro Unicaja en cualquiera de las dos competiciones que están en marcha.

Otras veces hay momentos en los que hay cosas poco destacables, con una actualidad más o menos con acontecimientos que se intuían, circunstancias ya vistas y esperadas, pero que al final confluyen casi a la vez.

A ver, de entrada, a nuestro Unicaja se le cambia el color de ser el que mandaba de manera tiránica en todas las competiciones (recuerden, campeón en la Copa Intercontinental y en la Supercopa ACB, líder en ocho de las nueve primeras jornadas en España y clasificado sin problema alguno en la FIBA BCL). Ahora, si se hace un ejercicio de lógica, hay que pensar que la Copa del Rey no peligra, pero que ser cabeza de serie para el sorteo, lo mismo se convierte en algo a pelear.

Que entre el liderato de la ACB y la novena posición haya sólo una diferencia de tres victorias nos da un mensaje que se repite mucho sobre la igualdad de la competición. Pero realmente no sé qué versión es la correcta, porque ante la pregonada igualdad, la duda es si la clase media alta está realmente fuerte, o es que los poderosos tienen menos interés en la competición nacional y simplemente es que pierden fuelle ante la exigencia de la duplicidad de compromisos de cada semana.

Esa duda se agranda si reparamos en que ahí faltan el Baskonia y el UCAM Murcia, con su nuevo proyecto y su licencia A en el caso de los vascos y su subcampeonato ACB en los murcianos. Por lo tanto, agrandemos ese mito de la grandeza de la liga española, pero no sé yo si sería compartida esa grandeza si se va preguntando por la rentabilidad de los proyectos, si la aportación de jugadores a nivel nacional es suficiente o si los jueces progresan de la misma manera que lo que exige la competición.

Y no es cuestión de ver en la polémica a los «sospechosos habituales». No me voy a pegar el tiro en el pie de comentar la imitación cateta de los gestitos NBA por parte de los personajes que tenemos en la memoria, pero ese vendaval de técnicas y descalificaciones por temas disciplinarios y de comportamiento -como si alguien hubiera cambiado la medicación de un frenopático de la mañana a la tarde-, que todo el mundo se queje del rival, que se publiciten victorias contra un contrario que juega con ocho y se vean arbitrajes más ocupados de compensar un error con otra acción inmediata mal arbitrada, es una novedad que me parece que no enriquece para nada la liga, es más, la devalúa y futboleriza (válgame el palabro).

Mientras tanto, nuestro Unicaja tiene un compromiso en la costa báltica de Polonia que espero que sirva para que Manu Trujillo debute con la primera plantilla verde y morada, nadie se lesione y que el equipo se parezca a lo que todos queríamos ver. De todas maneras, tendremos que hacerle caso al entrenador y pensar que el bajón ése que nos vienen anunciando desde septiembre es el que está lidiándose ahora.

Si el final del bajón está ahí latente, habrá que ver si el partido de Vitoria, el próximo domingo es propicio o no para ver si el Unicaja es capaz de parecerse al del inicio o aparecerán otra vez todas las dudas, ante un rival en horas bajas, que tiene dos compromisos en Euroliga esta semana ante Maccabi y Panathinaikos, y que no puede seguir perpetuando malos resultados con la excusa de nombrar la Euroliga como su competición, mientras hace demasiado habitual no meterse ni en Copa del Rey, ni en play off por el título en España.

Sobre si las dudas o los temores son infundados o razonados, ya lo iremos viendo. Todo esto no deja de ser un calendario que marca la temporada y una serie de pruebas que todos estamos obligados a seguir pasando, incluyendo los que vemos el espectáculo y disfrutamos de él. Aunque por cierto, me gusta más la versión pasional y visceral de la casa del Unicaja, no esa imitación de teatro de la ópera que durante mucho rato vivimos el pasado sábado en el Palacio Martín Carpena. Démonos tiempo.

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