El pasado domingo ya tuvimos la primera muestra de la temporada 2024/25. Lejos aún de lo que son partidos oficiales, con la disputa del Memorial Javier Imbroda en Melilla ante el Benfica, el Unicaja de este curso se ha puesto en marcha, por lo menos, cara al exterior.
Junto al debut de Tyson Pérez ya producido, se está a la espera de Killian Tillie tras pasar el reconocimiento médico, algo capital, porque los dos incorporados al club cajista distan mucho de ser fiables en cuanto a los problemas físicos exhibidos en un pasado reciente. La sombra de duda sobre ese particular va a ser una constante en el año.
Teniendo en cuenta los tiempos que se han visto en cuánto al no fichaje de Olek Balcerowski, Unicaja ha pasado de tenerlo casi hecho («si sale de Atenas es para venir a Málaga», leído en todos los sitios), ahora parece que si sale de Grecia, y viene a España, no se sabe dónde, pero parece que no al Unicaja. Presuntas ofertas -y necesidades tácticas y administrativas- en Real Madrid y Baskonia, hacen que el polaco esté cada vez más en la lista de lo que pudo ser y no fue.
Está claro que fichar no va de pasar por la estantería del supermercado y pillar un paquete de zumo de tal o cual marca, hay muchos más condicionantes, y ahora hablamos de los inconvenientes de la hipotética plantilla de 14 jugadores, lo complicado que es hacer dos descartes por convocatoria, la sobrepoblación que tendría el juego interior o el recorte de posibles refuerzos durante la temporada si hubiera necesidad de hacerlos.
Con todo esto, y suscribiendo de principio a fin a lo escrito aquí por Mel Otero el pasado viernes, digo como opinión personal que quizá el mejor jugador de la terna Osetkowski-Tillie-Balcerowski es el estadounidense. Y mantenerlo en el plantel es un gran fichaje, pero si el físico del francés suscita recelo, el caso del positivo del californiano, que abortó su fichaje por el Barça, para volver al mismo club, sin conocerse la hipotética sanción y las consecuencias que va a traer en una pieza tan crucial, es una vuelta de tuerca más peligrosa aún.
Riesgo alto, además, porque ya se abandonó el estatus de sorpresa. Convivir con una hipotética decepción de los cuatro de arriba (considero este año aún más al Valencia Basket como equipo con vitola Euroliga), la ambición de la «clase media» viendo como objetivo inmediato desbancar al Unicaja y la sorpresa del grupo de abajo condicionan y ponen en dificultad desde el inicio el año del club de Los Guindos. Mucho más cuándo necesariamente va a tener que modificar el juego de manera obligatoria. Y es que ese peligro latente te lleva a pensar si el hambre competitiva de este año va a estar al mismo nivel. Si va a alimentar ese no rendirse que se ha mostrado en los últimos tiempos, porque de todo lo que vemos, no me voy a poner en modo nostálgico/iluso pensando que en que se firmen a dos jugadores con la liga empezada para paliar el mal rendimiento de tal o cual, pero sí que mientras vemos la salida de Ángel Sánchez-Cañete, algo más importante de lo que parece, pensar en su decisión nos genera distintas visiones.
Todos tenemos claro que la salida de uno de los mejores entrenadores ayudantes en la actualidad no va a parar al club. Antes, ser ayudante era una preparación para ser primer entrenador y poco más, ahora, a poco que te intereses por nuestro deporte, te sabes el nombre de bastantes entrenadores y no tienes inconveniente en darles todo el reconocimiento. No hace falta llegar al mítico Tex Winters, creo que la figura de Ángel ya estaba muy bien valorada en Europa.
Cañete deja el banquillo del primer equipo tras 23 temporadas, pero también deja la Selección Nacional, todo ello para desempeñar un papel similar (o sea, no primer entrenador) en una selección como la de China, con toda la ambición del mundo y se supone con un salario puntero (eso suelen decir de todos los que se marchan allí), pero en un escalón inferior en cuanto a sus lugares de procedencia, al menos, sobre el papel.
Mayor ambición, salir de eso que se llama la zona de confort… podemos imaginar los motivos, pero me pregunto, ¿se ha tocado techo en cuanto a la ambición en Málaga? Porque si alguien espera un título este año -que sería el tercero consecutivo-, lo mismo piensa que la FIBA BCL está hecha otra vez, o que ese cuento de hadas de la Copa del Rey de Badalona también se puede repetir en Las Palmas. Y pongo estas dos competiciones porque, como quedó demostrado este pasado año, para optar a la Liga ACB hace falta mucho más.
Ojalá a Ángel le vaya todo lo bien que merece, profesionalmente va sobrado, y espero que tenga toda la suerte del mundo. Creo que el club con la vuelta de Andrija Gavrilovic ha actuado correctamente, pero más allá de todo ello, los objetivos y las miras del club cambiaron hace un tiempo, pero lo que sí estará siempre en discusión será si hay algo que responda a la lógica entre la inalcanzable Euroliga -según la versión actual oficial- y a lo que puede aspirar ese “resto del mundo” en el que está encuadrado el actual Unicaja.