Tal vez, sería necesario que alterase el título de la columna y añadir «por ahora», ya que es lo que nos va a ocurrir durante los próximos tres años y cincuenta semanas. Nos vemos obligados a postergar esa sabiduría de expertos en cualquier especialidad deportiva y dejarla reducida al fútbol -además en España hay que elegir cualquiera de los dos extremos, vaya a ser que convivamos en paz- o como mucho al baloncesto, lo que nos ayuda a sentirnos moralmente superiores.
Incluso sin esa superioridad moral, pero amparados en la bendita libertad de expresión, nos da para emitir cualquier juicio de valor, incluso criticando a la persona de turno porque como somos expertos de barra de bar y tenemos la capacidad de escribir en redes sociales, estamos facultados para ello.
Es curioso cómo personajes públicos -los cuales me niego a publicitar-, famosos hace varias décadas y que han visto cómo el paso del tiempo era menos respetuoso que su ego con ellos mismos, hablan con cierta añoranza de épocas anteriores y del retroceso experimentado, según ellos, en la libertad de expresión.
Esta hipotética libertad de expresión menguante actual nos anima a poner a caer de un burro a cualquiera, empezando por el presidente del Gobierno, el de la Junta de Andalucía, o el alcalde de nuestra ciudad, lo hayamos votado o no.
Como no puede ser de otra forma, lo menos que se nos ocurre es putear desde nuestro sofá a un olímpico en tiro con arco por un fallo. Aunque no hayamos ganado siquiera una cerveza a los dardos en el Pub Moonlight de San Juan de Letrán, soltamos una frase muy recurrente: «Yo no tengo idea de tal cosa, pero…», y ya somos opinólogos máster fullbright.
En un alarde mayor aún, hemos dado un paso más, como eso de gritarle a los participantes que no aciertan (¿cuánto hubieras dado por haber estado en la pista en la ceremonia de clausura siquiera?) se nos queda flojito, hacemos como cuando estábamos en el patio del colegio, nos metemos con el que se sale de los patrones habituales.
Que el equipo femenino de waterpolo gana la medalla de oro, no pasa nada, es más divertido insultar el físico de Paula Leitón porque que mida 1,88 metros y su cuerpo no esté en los cánones habituales es más importante a que sea campeona olímpica en París 2024, subcampeona en Tokio 2021, subcampeona mundial en Budapest 2017 y bronce europeo en Barcelona 2018. Dónde va a parar, lo suyo sería que pesara 40 kilos.
Porque además, mucho cuidado con llevar la contraria a lo que se publica en esa verdad absoluta que se han convertido las redes sociales. Aunque sea reírte del físico de alguien y es que se nos olvida (creo que es lo que les pasa a los famosos nostálgicos de arriba) que la facilidad de exponernos conlleva automáticamente el derecho a réplica, sea del volumen o lo desagradable que sea.
Y ahora que se nos ha terminado toda la cita de París, con la exhibición de los buenos (o sea, la NBA, Francia, Serbia o Alemania) y la bajada a la realidad del baloncesto español, muy pronto comienza la pretemporada de nuestro Unicaja, el cual aún no tiene cerrado el plantel para el curso próximo.
Dicen que fichará Killian Tillie, pero el posible interés del Panathinaikos por el pívot turco, de origen uzbeko, Omer Yurtseven, que ha desarrollado sus últimos años en Estados Unidos entre NCAA, G-League y NBA, tras jugar en Fenerbahce, hace que nuevamente se quiera pensar en la opción de ver a Olek Balcerowski con la camiseta del abanico.
Independientemente de esto, el posible fichaje del francés trae la duda sobre dónde está el encaje del mismo. Con la sanción a Dylan Osetkowski aún sin resolver, la posibilidad de contar con él está ahí, no en vano sigue teniendo contrato en vigor y el Unicaja no está para según qué lujos. Vería más al francés como recambio del estadounidense que como cierre del juego interior porque la posible llegada del mismo tiene muchos aspectos a revisar.
Aun estando claro que si estuviera en plenitud, sería un jugador fuera del radar del equipo cajista, hablamos de un 4/5 con buen tiro exterior, que por lesiones en la espalda y en el tobillo jugó su último partido oficial el 15 de marzo de 2022 frente a Indiana Pacers, pero con buena imagen con Boston Celtics en la liga de verano y su paso por la Universidad de Gonzaga entre las temporadas 2016/17 y 2019/20, inmediatamente después que los cajistas Kyle Wiltjer y Domas Sabonis dejaran el ‘alma mater’ de John Stockton, entre otros.
El fichaje de Killian Tillie vendrá, por supuesto, con un exhaustivo reconocimiento médico previo y la cosa es que la situación como club termina abocando a este tipo de operaciones, donde hay un riesgo evidente, pero que está claro que para intentar repetir los dos últimos años del club cajista es obligatorio apostar.
Todo esto está en la opción de la dirigencia del club. A los del entorno nos queda lo que sabemos: opinar, hacer uso de nuestra libertad de expresión, pero también de la sensatez que se supone que tenemos, porque en Málaga, de ‘reventaores’ andamos sobrados.