Es lo que hay.

24 Jun

Una vez resuelto el tema competitivo esta temporada, se da paso a otro capítulo en el libro de cada temporada, en este caso en modo pretemporada: el mercado de fichajes. Plantillas que se hace cada uno mentalmente, con las salidas que quisiera, el ajuste presupuestario que no tiene ni idea cómo encajar y la administración de pasaportes para que pueda cuadrar en cada una de las competiciones que se juegan.

En lo que nos importa, nuestro Unicaja. Estaba muy claro que era literalmente imposible calcar este verano con el anterior y que esa tranquilidad, y sobre todo, esa agilidad a la hora de resolver el problema que se originó con la salida de Darío Brizuela al Barça, tiene otra forma de resolverse en estos meses antes de que empiece la temporada 2024/25.

De entrada, aparte de repetir circunstancias con el pasado reciente (que venga otro equipo y te quite jugadores apetecibles), están las finalizaciones de contrato y la necesidad de cambios en el plantel con intenciones de mejora. Luego, con el paso de la temporada, se verá si se termina acertando con los relevos.

Aunque repitamos la idea de situación de una hipotética salida de Tyson Carter, lo que parece que está ya sobre la mesa es que el Barça, en ese alarde de club sujeto a un férreo control financiero sobre los sueldos de los miembros de su plantilla (no se me rían, por favor, que es algo cierto, se supone que tienen que ser austeros a la hora de pagar salarios), va a pagar la cláusula de Dylan Osetkowski y le va a dar la oportunidad de jugar Euroliga, ser parte de uno de los equipos importantes del continente y va a ver su cuenta corriente más guapa aún que en Málaga al principio de cada mes.

Aunque se nos diga desde fuera privilegiados (que no deja de ser cierto) por la estabilidad en casi todos los campos que goza el club, por propiedad y patrocinio, la realidad es que la mejor noticia en según qué ámbitos para el Unicaja es pasar desapercibido. Que los de arriba, que los hay y muchos, no se fijen en lo bueno que pueda haber aquí porque, pese a esta situación tan buena que se vive en Málaga, hay unas circunstancias contra las que no se pueden competir.

Mientras que haya competiciones como la Euroliga a las cuales no se pueda acceder sin el ánimo de dejarte de ir por la euforia como en una despedida de soltero, teniendo que competir contra presupuestos sostenibles como máximo un par de cursos -por las pérdidas que hay que asumir- y siempre que haya que aceptar que todavía no se ha inventado la fórmula para hacer compatible este ruinoso modelo de negocio con algo imprescindible como es la pasión con la que vivimos nuestro deporte, toda la gestión alrededor de un club es hacer mejorar todo aquello que tengas o te traigas y seguir trabajando en ver qué jugador presuntamente inferior y que se ajuste a lo que tienes es accesible para tapar el hueco que va a dejar el que te van a quitar por ser bueno en su rendimiento.

Y esto es lo que se vive: renovaciones en los casos de Tyler Kalinoski, Kameron Taylor, Melvin Ejim y Jonathan Barreiro. Con el fichaje en su momento de Tyson Pérez creo que se realizaba una incorporación «estructural», por llamarla de alguna forma: cupo, cosa que tiene su valor, no lo duden, con capacidad aún de mejora y que puede servir adaptándolo a tapar alguna salida en su posición con respecto al año anterior, pero no pensando que va a aportar lo mismo que cualquiera que salga, porque los tres jugadores usados en esa posición (Osetkowski, Thomas y Ejim), por circunstancias diferentes, son susceptibles de dejar el Unicaja.

Ya puse que Ejim ha renovado, Thomas no se sabe si va a seguir o no y Osetkowski es más que probable que salga, aunque no sea voluntad del club. Así que, para que esa posición no se te quede coja, aparte del dominicano se necesita algo más. Se habla de Dustin Sleva, jugador que ha brillado en su equipo en el momento que la forma de juego del UCAM Murcia viró forzado por las lesiones de sus pívots, teniendo más importancia. De ahí en cierto modo el crecimiento vivido numéricamente por un jugador que está en otro plano de su carrera y que, además, tendrá otro valor añadido al dejar de ser extracomunitario.

He puesto a Sleva porque es el jugador del que se ha hablado, todo esto siempre y cuando se cumpla la premisa de la mudanza de Osetkowski. Si el tema trae la salida de Carter, será otra cosa. Si Sima no acepta renovar, se abrirá otro frente y, ojo, no es cuestión de agobiarse. Simplemente no deja de ser la realidad con la que se vive, sin más problema.

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