¿Recuerdan la serie «Resacón»?, esa de Las Vegas, Tailandia, con Bradley Cooper y Zack Galafianakis. Esa del arte que pueden tener las despedidas de soltero, el dejarse llevar una y otra vez, sin pensar si quiera lo que se va a hacer… Pues todo eso es aplicable a la serie de semifinales que están disputando Unicaja y UCAM Murcia.
Vale que tampoco el tema es tan simple, que hay muchas cosas y mucho trabajo detrás, pero dominar las sensaciones de un partido de play off, y mucho más como el que se están trabajando estos dos equipos, pone a prueba mucha industria farmacéutica.
Tras dos horrores de partido por parte de Unicaja en las dos primeras citas de la eliminatoria, el viaje para intentar arreglar en dos encuentros todo lo que se había averiado tenía como mejor, o como único argumento, la simplicidad de tener sólo una oportunidad. Todo pasaba por el partido del sábado y ya, si acaso, intentar arreglarlo en la cita del lunes.
Y al final, todo queda para el último suspiro, porque la semifinal por la que se había trabajado, esa contra un rival que no fuese uno de los equipos futboleros, ni siquiera de Euroliga, gracias al liderato de la Fase Regular de la Liga ACB, ha encontrado un oponente de lo más competitivo.
El ansia demostrada por el rival, que de entrada se carga cualquier planteamiento, provocó dos partidos de inicio que solo admiten la felicitación para el equipo de rojo por lo demostrado sobre la cancha. Y es que todo queda para el último instante, absolutamente igual que en el inicio de la serie, reducida a un único envite con nada decidido.
Porque ahora nos tenemos que acostumbrar a ese nuevo mantra creado desde los banquillos: la titularidad y propiedad de la presión, como dos enamorados ñoños de novela rosa de los cincuenta que entraban en ese bucle sin fin de “te quiero” de una parte, “y yo más” de otra. Ahora estamos en que eso del «factor cancha» solo es un perjuicio para el equipo local, que verte arropado por los tuyos en lugar de darte alas supone un problema a añadir a los que te pone el contrario, los cuales, como solo ven unos pocos de los suyos en la grada los ven con mayor ternura y eso despierta mejores sentimientos que el que juega como local con miles de seguidores alrededor.
Y es que una cosa es pensar que todo iba a ser cómodo por jugar frente al quinto de la Liga, o creer que ganar dos partidos en Murcia dan ya para ir preparando el primer partido de la final contra el Real Madrid, pero otro totalmente diferente es construir una cancha en el Castillo de If para no depender de la afición y jugar allí los partidos.
Entiendo que por parte de los entrenadores se jueguen las cartas que se tienen en el muestrario. Es más, veo normal que se añadan novedades al catálogo, porque para eso se habla de una oportunidad especial, lo que pasa es que hay algunas cosas que no termino de ver, por mucho que se repitan.
Con lo que tenemos para esta noche, y después de haber intentando ver los cuatro partidos anteriores dejando de lado el fragor de la batalla, tal vez pasa todo porque Unicaja sea fiel a sí mismo, dinamice todo lo que pueda el partido (en ambas partes de la cancha), gestione las pérdidas de balón y el rebote de manera conveniente y evite que el rival tenga posibilidades de imponer su plan de partido.
Al fin y al cabo, todo va de hacer las cosas tan bien como se han hecho en su momento, evitando repetir errores. Además, teniendo en cuenta que hoy es la lucha final para decidir la suerte de la «semi», si encima se gana este quinto partido, ya tocará después hablar de la final. Todo a su debido tiempo.