Entre el anterior artículo y este solo han pasado siete días, pero ha ocurrido de todo. En lo que nos ocupa, nuestro Unicaja cumplió perfectamente con su trabajo y resolvió con toda solvencia la eliminatoria contra el BAXI Manresa con un rotundo 2-0. El Barça cumplió con su obligación eliminando al Lenovo Tenerife y el UCAM Murcia ganó la serie frente al Valencia Basket, con victorias de cada equipo en cancha ajena. Cerró la temporada en modo fracaso para los de la capital levantina y, como postre, el Real Madrid fue incapaz de hacer algo más que acudir a la resurrección del Panathinaikos y demostró que ser el mejor de la Fase Regular lo mismo no termina valiendo en la función final.
Con solo dar un vistazo a esta última semana, ya vale para sacar muchas enseñanzas para este Unicaja que encara su segunda semifinal de la Liga ACB de manera consecutiva, que tiene una oportunidad magnífica para meterse en otra final ACB, algo que no ocurre desde la temporada 2005/06. Sí, el año de conseguir el título ante el entonces Tau Cerámica Baskonia.
¿Que si veo al Unicaja en la final? Después de ver todos los ejemplos anteriores, es para no fiarse. Vale que el UCAM Murcia es el semifinalista con menos nombre de los cuatro que llegan, un club más acostumbrado a estar en la zona media-baja de la tabla, como dice un historial que solo trae tres participaciones en play off (uno de octavos de final) y en Copa del Rey (una como organizador). Eso sí, tienen las mismas participaciones que Unicaja en la Final a Cuatro de la FIBA BCL, dos. Pero el equipo que entrena Sito Alonso tiene la misma razón que los malagueños para creer que esta oportunidad es única a la hora de intentar llegar al baile final de la temporada.
Quizá de lo mejor que nos encontramos es que, por buenos que sean los datos que dé el rival para encarar la eliminatoria, igual puede hacerlo el Unicaja, con el pequeño detalle que el equipo de Málaga llega a este momento después de haber jugado una temporada completa de manera magnífica en la que, salvo un momento muy puntual en el primer cruce de la Copa del Rey, ha cumplido -me atrevería a decir con creces- con los objetivos fijados. Al menos hasta ahora porque, aparte del título de la FIBA BCL, la trayectoria en la Liga ACB no es sino algo que se nos va a quedar a los malagueños en la memoria, desando que se repita muchas veces.
Para la batalla que comienza hoy, salvo que aparezcan nuevos problemas, el cuerpo técnico del Unicaja solo tiene que decidir si Kendrick Perry ha vuelto a estar a tope tras el descanso en la primera eliminatoria de play off por un golpe en la rodilla; si hay cansancio por haber disputado más de cincuenta partidos esta temporada, cosa similar al rival; y si el tema mental, algo crucial a estas alturas del año, sigue intacto con la ambición de querer dar otro paso más para poder dejar patente que lo observado en las dos últimas temporadas va más allá de enganchar un par de cursos con buenas notas. Se trata de dejar claro que se puede firmar un gran tiempo en la historia del club.
Aunque para casi todo el mundo de nuestro deporte se está dando por normal lo que está haciendo el grupo que entrena Ibon Navarro, lo que quisiéramos aquí sería no haber atravesado ese tiempo tan oscuro hace nada. Está claro que la temporada del rival, con lesiones en jugadores claves, tiene mucho mérito, pero esa naturalidad en la que va de víctima termina siendo poco creíble con el tiempo porque, aparte de la patente habilidad para reforzar el equipo durante la temporada, pensar que los fichajes de Todorovic, Radebaugh o Morin llegan a la plantilla de Sito Alonso porque son del Murcia desde chiquititos es opinable.
He mencionado que en estos últimos siete días ha ocurrido casi de todo deportivamente hablando alrededor de la Liga ACB. En el Unicaja también hemos tenido la noticia de la salida de Antonio Jesús López Nieto de la Fundación Unicaja, algo que lo normal sería que trajera cierta sombra de duda sobre el futuro del presidente del club, pero la permanencia y continuidad (según publican de tres años) parecen estar aseguradas, lo cual, aunque en su momento lo comentaré más extensamente, me parece una muy buena noticia. No porque el exárbitro vaya a meter más puntos o vaya a determinar qué defensa escoger en un partido de play off, sino porque dedicándose a lo único que tiene que hacer ha procurado un ambiente alrededor del equipo que es su mejor noticia. Si encima el balón entra en el aro, todos somos felices. Miren sin ir más lejos un Mathias Lessort, una de las piedras angulares del Panathinaikos campeón, que junto con Giorgi Shermadini aquí no servía y se les cambió por Deon Thompson y Volodymyr Gerun, de los cuales me ahorro el comentario.
Disfrutemos de esta gran oportunidad que tenemos delante. Salud y suerte.