Un mes justo ha bastado para que el Unicaja se haya colocado entre los cuatro primeros de la clasificación ACB, prescindiendo del tema numérico, porque puede ser visto como algo circunstancial, la afición malagueña ha vuelto a hacer ese corto viaje del infierno al cielo, o sea, algo totalmente habitual.
Y es que nuestro Unicaja se ha colado en cuarta posición, tomando el puesto de un Baskonia que está atravesando una crisis de las no esperadas, por el tipo de club que es, pero que ya había dado muestras de problemas en la confección de la plantilla, al necesitar cuadrar un grupo que está aún pendiente de rematar en cuanto a puestos importantes.
Y es que es curioso, ha dado tiempo a atravesar un momento malo, rehacerse con algún partido poco brillante y estar arriba del todo en la competición europea y hacer la primera aparición entre los cabezas de serie de la liga española, aunque siendo estricto, la segunda posición de la primera jornada tras ganar al Lenovo Tenerife, mejora aún este momentáneo cuarto puesto.
Se puede hablar de prudencia, paciencia, invocar a Sergio Scariolo mejorando eso de «nadie recuerda al campeón de noviembre». Ahora aún estamos en octubre y no creo que vaya a ser necesario, pero sólo se está atravesando parte del desarrollo del proceso de esta temporada, y se puede hacer de la manera más incómoda que se quiera, porque como aquí somos de esta manera, me extraña que a fecha de hoy, todavía no hablemos de Euroliga, ambiciones etc.
Y el caso es que eso no tiene ni mucho menos visos de vuelta a lo que se vivió durante una época que además tiene bastante poco en común con la actual. Porque si se analiza lo que había en aquella competición que se disfrutó entonces y que no sé si se valoró lo suficiente -aquí, que cada cual haga examen de conciencia-, por mucho estatus, inversión y poderío económico y en los despachos que hubiera en los rivales, se podía esperar que haciendo un esfuerzo lejos de la pista (sobre todo en presupuesto y en intentar influenciar en la organización), podía tener su reflejo en la cancha. De hecho, hubo resultados que, pese a los títulos nacionales conseguidos, sirvieron para darle un empujón al club imposible de igualar en cuanto a prestigio.
Y lo cierto es que aún no importándome que la Copa del Rey y la Liga ACB ya no tengan trascendencia en Europa a la hora de determinar el paso a tal o cual competición europea, a menos que cambie todo radicalmente, lo que de momento pone en primera línea de atención a este Unicaja actual es lo que consiga en España. Hablar de brillar en el continente es otra cosa.
Teniendo la Euroliga actual casi tan lejos como la NBA y, pese a la opinión que yo mismo tuve en su momento, la FIBA BCL parece ser la más adecuada para el club, sobre todo para el entrenador a la hora de configurar, conformar y trabajar la plantilla. Y si me apuran y se consiguiera de una vez por todas volver al filial en LEB, para que tenga salida y parte de razón de ser, el trabajo de cantera.
Por cierto, maldita la hora y la decisión tomada por quién fuese de expulsar del club al añorado Clínicas, seguro que alguien presumió incluso de ello.
La convivencia actual del la BCL y la Eurocup hace que en un principio, en su inicio de competición, ni una ni otra convenzan. Sólo la estructura del calendario hace que lo que organiza la FIBA sea algo más «cómodo», por llamarlo de alguna manera en comparación con lo que organiza la Euroliga, la cual, al final termina siendo un fracaso, porque no se me ocurre calificar de otra manera que un equipo gane un torneo y termine renegando del premio.
Al igual que no veo al Unicaja en un futuro próximo en la Euroliga, creo que lo que podemos esperar es que la Eurocup y la FIBA BCL se integren en una sola competición, con lo que tendríamos algo de lógica mayor en la estructura del baloncesto continental, pero para ello, al igual que para todo lo que nos queda de competición, tendremos que tener paciencia.