Sin pretender hacer un mínimo ejercicio de memoria, sin tener que bucear más allá de la temporada pasada, al Unicaja de esta última versión, tiene hoy el último partido de la Liga Regular. A lo que nos había acostumbrado el equipo era que el final de la temporada regular era igual a vacaciones. Que el equipo viera cómodamente el play off desde casa era carta de naturaleza, o en el mejor de los casos, aparecer en las eliminatorias con opciones residuales de vencer no nos extrañaba. Para el domingo, se encara la cosa de otra manera.
Porque para el enfrentamiento ante el Lenovo Tenerife, como suele ser en la eliminatoria entre el cuarto y el quinto de la tabla, se puede esperar casi cualquier cosa.
Pese a que en circunstancias normales, el Unicaja tiene muy complicado ocupar la cuarta plaza y tener el factor cancha a favor, aún no dándose la condición de la victoria en Bilbao y la derrota local en Santa Cruz, el play off será no sólo un premio, sino una oportunidad que hace mucho no se presentaba.
Dejando de lado la temporada 19/20, recortada por la pandemia y que se resolvió con aquella fase final en Valencia, a la que se llegó como noveno clasificado, la última vez que el equipo de Los Guindos jugó play off fue la anterior, en la que finalizó tras el Valencia Básket en la quinta posición. Entonces, el primer partido cayó del lado del plantel que entrenaba Luis Casimiro Palomo y tenía en sus filas un juego interior formado por Giorgi Shermadini y Mathias Lessort. Al final, el equipo levantino superó a los verdes por 2-1.
Esta primera eliminatoria del play off es la que en mi opinión tiene menor incidencia el factor cancha, ya que al jugarse en la modalidad de alternar sede en cada partido, procura que el típico «mal día», sea crucial, así que, pese a la importancia que se le da a jugar en casa, la oportunidad de dar una sorpresa (que por otro lado no sería tanta), está ahí para tomarla.
Esta temporada ya se han vivido 4 enfrentamientos con el Canarias en tres competiciones diferentes, con el saldo en las diferencias a favor de los insulares de 5 puntos. A todos nos causa respeto el rival, porque llevan mucho haciendo las cosas bien, pero no hay que perder de vista que el último enfrentamiento en la temporada 21/22 terminó con un rotundo 64-97 en contra del Unicaja, y que el equipo de Txus Vidorreta sobrepasa la media de 30 años, motivo que puede influir ante la acumulación de partidos a estas alturas de la temporada.
El equipo tinerfeño es el rival real del Unicaja de los últimos tiempos, no por aprovechar y rentabilizar los descartes del equipo de Málaga, sino porque aún manejando menos recursos presupuestarios, el funcionamiento tanto en la cancha como en la gestión ha sido la buscada en muchos momentos desde aquí, ya sea en ACB como en competición europea. Aunque la memoria nos señale querer copiar y superar a Baskonia, o a Valencia Básket, al bajarse el listón se cambió de objetivo. Pero siempre hay algo dónde mirarse y lo que espero es que el cambio no siga viniendo por rebajas en la autoexigencia.
Todos los partidos frente al Lenovo han sido duros, competidos, y complicados como toca entre equipos que por suerte ahora nos suenan igualados, con sus dosis de rivalidad por los jugadores que cambiaron de bando y con actuaciones arbitrales no decisivas, pero sí que inexplicables y desquiciantes, algo que lamentablemente a la cúpula de la liga parece importarle lo justo. Desde fuera parece que la condición física de los árbitros da el mínimo exigible y su nivel no va acorde con la competición.
Cara a lo que viene, si el factor cancha está del lado de Unicaja, mejor, pero si el enfrentamiento se inicia en el archipiélago, se intenta resolver y ya está. Estamos viviendo un gran año que se evaluará en su momento, pero que está mejorando las expectativas iniciales.
Con todas las ganas de disfrutar lo que viene, no puedo dejar de lado el triunfo del R. Madrid en la Euroliga, más que el triunfo de los blancos, lo que me alegra es el de Chus Mateo como entrenador principal, un buen tipo que ahora ha de tener el reconocimiento que merece. Gran entrenador, el cual seguro que tiene mejores recuerdos de Málaga como ayudante que como jefe del banquillo. Para él seguro que se quedan los momentos malos (muchos) pasados, pero que disfrute ahora los buenos. Los merece de largo.