Una idea bastante adecuada viene siendo la resolución de problemas de forma paulatina, intentando no mezclar unos con otros, y dándole el orden que requieren, pero sobre todo, intentando no mezclar. Nuestro Unicaja se ha ido encontrando un acontecimiento tras otro lo que llevamos de curso 2022/23. Arrancó con lo imprescindible de la clasificación para la BCL, intentando enmendar los aquelarres pasados, después ha ido viniendo la puesta en marcha del grupo, integrando a las piezas para su funcionamiento, cerrar rápido el pase de fase en la competición europea y encarrilar la clasificación para la Copa del Rey, todo ello haciendo funcionar un grupo que sigue conociéndose a sí mismo con algo que siempre está ahí: las lesiones. Salvo esto último, gran parte del éxito viene determinado por una buena planificación.
Ahora, tras un fin de semana que ha traído la primera prórroga de la temporada, y una victoria en un partido con muchísimas sombras, tenemos en corto lapso de tiempo, el sorteo de la Copa y el inicio de la Ronda de 16 de la BCL.
Sobre el torneo de Badalona, ya veremos cómo llega el equipo cuándo toque, y qué hay que potenciar ante ese gigante continental que es el Barça, y aunque no nos haga gracia a nadie, visto de manera objetiva, creo que cualquiera de los siete rivales del Unicaja está capacitado para ganar a los de Ibon Navarro y también puede ser derrotado a un solo partido, por mucho miedo que dé el Barça, pero ya llegará el momento para preocuparse por la Copa.
Mientras tanto, mañana comienza el grupo de la Ronda de 16 de la BCL, ya sabemos que vendrán Galatasaray, Limoges y el AEK de Atenas, la llamada «Reina del Sur». Es el equipo que forman los griegos que retornan desde Turquía tras la guerra greco-turca que finalizó en 1922. Dos años más tarde, se funda la Unión Atlética de Constantinópolis con algo tan bizantino como el águila bicéfala en el escudo, imagen de la Iglesia Cristiana Ortodoxa y con los colores amarillo y negro, en recuerdo de la patria perdida.
No sé si el presidente Antonio Jesús López Nieto pensaba en el AEK cuándo vendía la competición como «llena de equipos históricos», pero es cierto que los atenienses están cargados de una historia relativamente lejana, lo cual no ha estado exento de problemas judiciales, económicos, descensos de categoría por causas administrativas o paso por la segunda y tercera categoría del baloncesto heleno en 2013 y 2014.
Lo cierto, es que el palmarés del rival es muy destacable, tiene 8 ligas nacionales, siendo la última en 1970, 5 copas, la última en 2020, 1 Copa Intercontinental en 2019, 1 Copa Saporta en 2000, cobrándose una pequeña venganza ante la Kinder, ganando 76-83 al equipo de Bolonia, que le ganó dos años antes la Euroliga. También ganó la FIBA BCL en 2018 y 1 Recopa. Me he dejado a conciencia este título que ganó el 4 de abril de 1968 ante el Slavia Praga por 89-82, es la época dorada del club, con jugadores históricos como Giorgos Amerikanos y Giorgos Trontzos, dos de sus números retirados (el dorsal 6 y el 10), que junto al 13 del malogrado Stevan Jelovac son camisetas que no volverán a vestir en los amarillos. Esa final es algo más que un partido, porque tiene el récord de asistencia a un partido de baloncesto, minimizando los más de 68.000 espectadores del Alamodome en el Spurs-Warriors, ya que se disputó en el Panathinaïko Stadio, o sea en el Kallimármaro, el estadio al aire libre que hay frente al Jardín Nacional de Atenas y que albergó a 80.000 almas que abarrotaron aquello dos horas antes, dejando mucha gente fuera y que, ante la ausencia de luz en el recinto más allá de la cancha, se alumbraron en la grada de mármol con velas (lo que no hagan los griegos…)
El equipo que entrena Ilias Kantzouris está quinto en su Liga y vienen de ganar al Apollon Patras. Han reforzado su plantilla con Vlado Jankovic y Kostis Gontikas, una vez superada la sanción que le impedía fichar, de momento, los nombres principales en el plantel son el letón Janis Strelnieks y los americanos Akil Mitchell, Kenny Williams e Isaiah Miles. De los ocho encuentros que ha perdido en la temporada, tres de ellos han sido en su cancha, el pabellón de Ano Liosia, una instalación de 8.000 espectadores que formó parte del anillo olímpico en 2004.
Pensar en un título es prematuro, mejor pensar en ganar a un rival que puede dar un susto, pero que creo es inferior. Espero que el primer paso sea el adecuado y sigamos hablando y disfrutando del equipo y la temporada.