Al llegar julio, en la ACB se produce la llegada del derecho de tanteo, que ahora obliga al club de origen a garantizar el sueldo total del jugador que coloca en ese listado. ¿Qué significa esto para Unicaja? Que para que hubiera incluido a cualquier jugador que terminaba contrato, tendría que haber garantizado el 100% del salario, uno de los motivos para dejar la lista en blanco. Digo uno de los motivos, porque algunos no hicieron merecimiento alguno para seguir vistiendo de verde, otros, son valorados, pero no al precio que tenían la temporada 2021/2022, y otros, pese a ser asequibles en su salario, o no cuentan o si valen es con un rol que no se acepta. Creo que todos somos capaces de acomodar al plantel anterior en cada uno de estos grupos, y como en todo, habrá discrepancias, pero el criterio del club es el que prevalece y habrá que ver si acaba siendo el correcto.
Provoca que, intentar la continuidad de Tim Abromaitis o de Jaime Fernández conlleva jugar a una negociación a la baja con respecto a lo que cobraban, con el riesgo que otro club se los lleve. Seguro que es algo evaluado por los que tienen que negociar, pero es el camino elegido y todavía podría servir para que el americano siga aquí y el «combo» vaya a Canarias.
Si se evalúa la no inclusión, y la no continuidad de Francis Alonso en el Unicaja, el tema es diferente. El salario del malagueño no estaba entre los más altos de la plantilla, aunque el estatus que se le tenía reservado no era el que él estimaba conveniente, refrendado además con la permanencia de Brizuela y los fichajes que han llegado y se habla que pueden llegar para la línea exterior, la realidad posterior: el hijo de Paco Alonso jugará a las órdenes de Ponsarnau en el Bilbao.
Reconozco que me fastidia más la salida de Alonso que la permanencia de Brizuela. Ponernos a comparar no sirve para mucho, y si acaso fuera para ver quién prefiere a uno o a otro, pero que uno de los últimos proyectos reconocibles de la cantera termine fuera, va más allá de la simple elección de una pieza para el primer equipo. En un modelo de cantera, pero con jugadores de todo el globo terráqueo, que aparecieran jugadores malagueños susceptibles de «ser aprovechables» para el primer equipo como Rubén Guerrero y Francis Alonso, era algo que justificaba la dirección tomada.
Sin tiempo de congratularse, se dice desde dentro de la misma cantera, sin disimulo alguno, que lo mejor para los jugadores, es que salgan camino de EEUU, donde en una universidad conseguirán aunar formación académica y deportiva, lo cual deja claro que aquí no es el sitio adecuado, por lo tanto: fracaso como tal, mucho más cuando se esgrime como justificación el salto brutal entre EBA y ACB, lo cual llama la atención porque fue el mismo club el que «traspasó» a un incondicional como Manolo Rincón al balonmano. Al menos, con respecto a esto se intenta rectificar y se quiere recuperar el filial al menos en LEB Plata.
Con respecto a Francis Alonso, ya no sólo el talento natural para el tiro que el chico ha demostrado, sino que en estos años inolvidables -por la cuenta que nos trae, para no repetirlos-, se le pidió defensa y la dio, porque era lo que necesitaba el equipo, pero no sólo por él, sino por una línea exterior egoísta hasta la saciedad, hizo por darle al equipo lo que se le pedía, como fue también el adaptarse a jugar de alero. Si nos da por pensar en qué evolucionaron el resto de compañeros, nos sale algo parecido a la solidez de los principios políticos de Toni Cantó. Como siempre, el otro día, el maestro José María Martín Urbano lo clavó en la tertulia de la COPE: «El problema está en darle la totalidad de la razón al último que llega», y lamentablemente, es así. Aquí, a la gran mayoría de miembros del consejo de administración, el conocimiento de baloncesto que se les requiere es como mucho, a nivel de espectador, por lo que muchas decisiones a tomar, como mucho pueden recaer en director deportivo y en entrenador de turno. Vale que con Juanma Rodríguez tenemos experiencia y sabemos más o menos como actúa, pero con Ibon Navarro, sin perder de vista que esperamos que sea entrenador cajista muchos años, tampoco podemos olvidar que no cumplió los objetivos fijados para su renovación, y que la misma, se debe a intuiciones personales, o quién sabe, a la no posibilidad de tener a Pedro Martínez en el banquillo. Por ello, está claro, que las decisiones serán con toda seguridad comentadas, pero de entrada, para mí, prescindir de Francis es un grave error.