La duda la tengo ahí, no sé si es mejor que a nuestro Unicaja sólo le aparezcan noticias al margen de la cancha, en lugar del juego del equipo. Visto el nivel del baloncesto exhibido por los chicos de Fotis Katsikaris en la temporada, lo mismo viene hasta bien que lo que hay del equipo malagueño en los medios es la vuelta a los entrenamientos y el fichaje de Devin Williams.
La llegada del jugador estadounidense tiene el asterisco colocado por la necesidad de pasar el pertinente reconocimiento médico, y más allá de que los doctores digan que es apto para jugar, lo que creo que realmente nos puede preocupar es si este esfuerzo, si esta apuesta en la que se pone tanto, merecerá la pena y será efectiva.
Lo cierto es que ahí el club se juega mucho. Más allá del fracaso por no participar en la Copa del Rey de Granada, queda tanta temporada, que este curso hay que intentar salvarlo a toda costa.
Hoy mismo vuelve a aparecer la FIBA BCL con el enfrentamiento ante el U-BT Cluj Napoca, equipo que lo tiene todo para ser un dolor de cabeza para los cajistas: no tiene nombre a nivel continental, su historia no tiene relevancia para el gran público y viene del baloncesto de Rumanía, país con una nula tradición en cuanto al conocimiento para el gran público.
En su plantilla, cinco estadounidenses, dos balcánicos y un cubano aparte del núcleo nacional, mucho jugador físico y el pequeño detalle que a ninguno se nos escapa: la fiabilidad del Unicaja lleva tanto tiempo en tela de juicio que cualquier rival parece capacitado para dar un susto en Málaga.
La competición europea está ahí, pero también la Liga ACB, algo que en el principio de la declaración de intenciones del nuevo presidente salió de inmediato a la palestra, siendo señalada como principal objetivo, no sólo por el club, sino también por el propietario y el patrocinador.
Queda aún mucha temporada, y el ánimo está tan tocado y la situación casi depresiva que se vive está tan enraizada, que parece que forma parte del ADN actual. Está claro que todo esto se arregla con el triunfo, consiguiendo victorias, mejorando el juego y provocando y dando motivos para que la gente quiera volver al Palacio a ver a su equipo, cosa que de momento se sigue esperando.
La llegada de Devin Williams de entrada provocará que alguna pieza del juego interior ha de salir. Rubén Guerrero parece el señalado, pero, aparte de la sombra de la duda del rendimiento que pueda ofrecer el nuevo pívot -por lo menos en la inmediatez-, creo que cualquier línea del equipo podría ser reforzada.
Los problemas que ya contempla la plantilla cajista y el juego del equipo no creo que se acaben con el refuerzo que llega, las carencias van a seguir latentes y no sé si ahora se modificará la forma de juego de manera que los interiores tengan mayor presencia que hasta ahora.
Me resulta complicado tener que seguir entendiendo que para hacer un fichaje que a priori mejore la plantilla, este «nuevo» Unicaja tenga la forma de funcionar (o los vicios) de antes, y se consiga realizando una apuesta tremendamente arriesgada.
Reconocer que los problemas del equipo son otros quizá hubiera sido mucho más lógico, pero intuyo que esto quedará para la temporada próxima en el mejor de los casos, quizá una jugada arriesgadísima y más de ciencia ficción que otra cosa sería haber hecho hueco en la plantilla con la salida de algún jugador exterior como Norris Cole o Darío Brizuela. Eso hubiera sido también una opción arriesgada y complicada de encajar, pero hubiera sido algo que hubiera dado algo más de lógica, al evitar esa repetición de jugadores en los mismos puestos, y empezar a ver el futuro inmediato de otra manera. De momento, habrá que conformarse esperando que Devin Williams se parezca al jugador que ya mostró años atrás, que la FIBA BCL sirva de bálsamo y que se pueda enderezar el camino en la Liga ACB. Muchas cosas pido yo, pero es lo que ocurre cuando tienes tantos frentes abiertos, y, además, tienes que seguir peleando contra el COVID y todo lo que condiciona la temporada.